domingo, 13 de noviembre de 2016

Dos interpretaciones sobre Trump

Voy con dos interpretaciones personales sobre lo que puede suponer la victoria de Trump en las elecciones de EEUU y cierro ya con ésto el tema, por ahora.

Me he centrado anteriormente en lo que destapó WikiLeaks sobre la sádica Clinton (y sí, también fue determinante en su derrota la investigación del FBI pero ésta fue consecuencia, en la segunda ocasión, de lo que volvía a destapar WikiLeaks, así que dejad de comprar droga, como os he dicho muchas veces y que ha demostrado estar super adulterada en su histriónico apoyo a Clinton, y utilizar vuestro cerebro) y en la debacle económica que supuso lo inesperado, con la pérdida de un billón de dólares en bonos del Tesoro.

Ahora voy a desarrollar lo que os dije el primer día hablando de WikiLeaks: se ha parado una posibilidad muy alta de una guerra a gran escala. Una buena muestra de ello es el pánico que se ha desatado en la OTAN por la victoria de Trump, de lo que os hablaré en otra ocasión pero que básicamente se asienta en lo que ha dicho Trump de "recomponer puentes con Rusia" y de "retirar las tropas de la OTAN de las fronteras rusas". En unos momentos en los que la OTAN ha anunciado que tiene 300.000 soldados en "alerta máxima" por la supuesta "amenaza rusa" el simple hecho de esas palabras ha sacado de sus casillas, si es que las tienen, a los belicistas de la OTAN entre los que los supuestos "socialdemócratas" son los mayores. Es curioso observar cómo todos los secretarios generales de la OTAN han sido "socialdemócratas" desde que llegó el español Javier Solana, en 1995. Desaparecida la URSS, han sido todos provenientes de partidos "socialdemócratas" quienes han estado en este puesto. No creo que Trump desmonte la OTAN, ni mucho menos, pero el simple hecho de que ahora esté en pánico total este ente anacrónico y belicista me gratifica.

Uno de los medios de propaganda habituales, USA Today, dice que Trump "ha exigido a los generales del Pentágono una postura más eficaz frente al ISIS", la organización llamada Estado Islámico. Durante toda la campaña Trump ha dicho que a quien hay que combatir es al llamado Estado Islámico y dejar de enredar con el derrocamiento de Al-Assad en Siria. Dice que les ha dado un mes para que se vean "resultados tangibles" y que eso ha puesto de los nervios a los generales del Pentágono porque "se van a ver obligados a colaborar con los rusos" para ello, algo a lo que siempre se había negado Obama (y Clinton, por supuesto). Según este medio de propaganda, "el cooperar con los rusos es un trago más amargo para los generales que verse privados de sus medallas y estrellas".

Supongo que ahora se entiende mejor la ofensiva contra el llamado Estado Islámico en Mosul y la supuesta campaña contra Raqqa en Siria. También tiene mucho que ver con ello el cambio dado el día 11 por EEUU al incluir a significados miembros del Ejército de la Conquista del Levante, antes Al-Nusra, la rama de Al-Qaeda en Siria, en su lista de terroristas y el anuncio de que los servicios secretos tienen orden de eliminar a los comandantes de esta organización. Esto tiene truco, como todo lo que hace EEUU, puesto que lo que se pretende con ésto es obligar a los militantes rasos a cambiar de organización. Es decir, se intenta salvar la cara pero sin afectar al grueso de la "contra" moderadamente extremista o extremistamente moderada. También lo ampliaré en otra ocasión.

Son los primeros movimientos de alguien que no es previsible pero que tiene a todo el sistema en su contra, incluido el Pentágono. La "América profunda" no son quienes han votado por él, sino quienes manejan los hilos del poder y el complejo militar-industrial es uno de los primeros. Clinton era su gran baza, Trump un advenedizo para ella. Aquí está el gran pulso. Por lo tanto, habrá avances y retrocesos. Un avance puede ser el sirio, un retroceso puede ser Irán puesto que ahora queda en el alero el acuerdo sobre el conflicto nuclear. Bajo mi punto de vista, Trump tiene dos años para ganar o perder esta batalla interna.

Esto está haciendo que los políticos europeos, sin distinción entre los de la derecha clásica y la otra derecha (antes llamada "izquierda) o los wahabíes seculares (antes llamados "progres"), estén ahora mismo, literalmente, cagados. Quitando a los neofascistas, todos apostaron por Clinton. Todos consideraron a Sanders, el rival de Clinton a quien laminó el aparato del Partido Demócrata, como "socialista" y "peligroso" por sus propuestas económicas y sociales. Los neoconservadores, los mismos que echaban pestes de Sanders, abrazaron en masa a Clinton cuando Trump se atrevió a criticarles y a hacer suyas, con muchos matices, las mismas críticas que hacía Sanders contra el sistema. Los europeos están llorando por las esquinas, diciendo que "los estadounidenses nunca se han interesado por Europa" y cosas así. Esto lo ha dicho el infame Juncker, el presidente del Consejo Europeo, el tipo que se negó a que las multinacionales estadounidenses pagasen impuestos en su país, Luxemburgo. Está en el aire la aprobación del Tratado de Libre Comercio (TTIP) como está en el aire, si éste no está ya muerto, el Tratado de Libre Comercio del Pacífico (TTP). Esto se sabe muy bien en Asia y ya hay países que huyen en desbandada de este TPP para echarse en brazos de China como es el caso de Malasia y otros países, Indonesia y Filipinas, están haciendo los mismos movimientos.

A nivel interno, de EEUU, el Partido Republicano controla ahora tanto el Congreso como el Senado. Pese a que Trump criticó a su propio partido y su vicepresidente es un tipo mucho más conservador que él, los republicanos que han sido elegidos son lo más carca de lo más carca. Tengo la impresión de que, comparado con ellos, Trump está casi a su izquierda. Así que aquí está el peligro para los estadounidenses, no tanto en Trump. Habrá que ver si ejerce el derecho de veto que tiene como presidente sobre las leyes que se aprueben.

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Aunque el fascismo está en auge en todo el mundo, sobre todo en Europa, siempre habrá gente que resista, siempre habrá gente que pelee. A mí me enseñaron eso y es lo que intento y pretendo. Es lo que inculco a mi hija. Por eso cuando me enteré de la muerte de Leonard Cohen no me he podido resistir a recuperar esta canción que me cantaba mi abuelo, un viejo resistente contra los nazis en Francia, un republicano español que luchó en España y que habiendo sido derrotado continuó luchando contra el fascismo, como guerrillero, integrado en la Resistencia en Francia. Él me la cantaba en francés. El título original es "El lamento del partisano" y la escribió Emmamuel d'Astier en 1943 y la popularizó Anna Marly como himno de la resistencia francesa con "La canción de los Partisanos". Esta es la letra original. Por cierto, fue escrita en ruso puesto que Anna Marly era rusa aunque residente en París. La letra fue reescrita por dos resistentes, Joseph Kessel y Maurice Druon, aunque respetaron casi íntegramente el original.

Amigo, ¿escuchas el vuelo de los cuervos sobre nuestras llanuras?
Amigo, ¿escuchas estos gritos sordos de un país que encadenan?

¡Eh! partisanos, obreros y campesinos, es la alarma.

Esta tarde el enemigo conocerá el precio de la sangre y de las lágrimas.

Suban de la mina, desciendan las colinas, camaradas,

Saquen del pajar los fusiles, la metralla, las granadas,

¡Eh! los que maten, a vuestras armas y a vuestros cuchillos, maten rápido.
¡Eh! saboteador, cuidado con tu carga de dinamita...
Somos nosotros quienes rompemos los barrotes de las prisiones para nuestros hermanos
El odio nos persigue y el hambre que nos impulsa, la miseria.
Existen países donde las personas en lo hondo de sus camas sueñan
Aquí, tú nos ves, nosotros marchamos y matamos... nos revientan...
Aquí cada uno sabe lo que quiere, lo que hace, cuando pasa.
Amigo, si tú caes, un amigo sale de la sombra en tu lugar.
Mañana la sangre negra se secará con el gran sol sobre las rutas
Canten, compañeros, en la noche la libertad nos escucha...

Escuchando a Yves Montand casi veo a mi abuelo. 



Esta es la versión de Leonard Cohen, también impresionante.


El Lince

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