martes, 15 de noviembre de 2016

Un poderoso mensaje

Hace unos días, el 31 de octubre, se produjo un acontecimiento histórico para Oriente Próximo: Líbano eligió presidente después de dos años sin tenerlo y tras ponerse de acuerdo la mayoría de las fuerzas políticas. Dicho así, parece que no es nada. Dicho así, parece que es algo natural y lo más lógico. Pero no. Esta decisión rompe la hegemonía política de Arabia Saudita en la región, termina con el discurso de "guerra sectaria" y pone de relieve que quien tiene el poder real hoy por hoy en Líbano es un agente no estatal, un movimiento político-militar como Hizbulá.

Resulta que Hizbulá es considerado "organización terrorista" por EEUU, por la Unión Europea y por los países del Golfo. Resulta que el nuevo presidente de Líbano es un aliado de Hizbulá. Es más, es el candidato que desde el primer momento, o sea, hace dos años, propuso Hizbulá y que fue rechazado precisamente por eso.

Os voy a introducir en el tema porque sin entenderlo no se puede continuar. Resulta que Líbano se rige por una Constitución elaborada por la antigua potencia colonizadora, Francia. Según esa Constitución, el presidente del país tiene que ser un cristiano, el primer ministro un musulmán sunní y el presidente del Parlamento un musulmás shíi. Porque los franceses querían dejar atado y bien atado el control del país. Los cristianos siempre han sido pro-occidentales, siendo incluso aliados de Israel pese a que este país ha invadido el país en varias ocasiones.

La metrópoli francesa adujo que con esa Constitución se consagraban las cuotas de poder de las dos religiones, al tiempo que se justificaba porque en aquella época, hace ya 70 años, los cristianos eran la mayoría demográfica del país. Han transcurrido todos esos años y ahora la mayoría demográfica del país son los musulmanes y dentro de ellos los shiíes. Es decir que, utilizando el mismo argumento del colonialismo francés, ahora el presidente tendría que ser un shíi y un cristiano quien estuviese al frente del Parlamento.

Como digo, los cristianos (que son maronitas) siempre han sido pro-occidentales y han colaborado con los israelíes contra los palestinos, por ejemplo -las matanzas de Sabra y Chatila de los años 80 fueron cometidas por ellos- y en la última guerra, la de 2006, que terminó con una brillante victoria, política y militar de Hizbulá (siendo la primera vez que el hasta entonces temido ejército israelí era derrotado), los cristianos de algunos pueblos del sur de Líbano (por ejemplo, Marjayoun, donde se asienta el contingente español que forma parte de las pretendidas Fuerzas de Paz de la ONU) recibieron con té y flores a los ocupantes israelíes.

Pero entonces hubo una organización política cristiana, el Movimiento Patriótico Libre, que ya había comenzado a distanciarse de todo esto y había establecido una alianza con Hizbulá. Una alianza que terminó de soldarse en esa guerra y ante el arrojo, capacidad de lucha y de resistencia de Hizbulá. El régimen fascista de Israel no tuvo el menor empacho en bombardear el principal barrio shíi de Beirut, el Dahiye, para provocar una crisis de refugiados internos y que, a su vez, presionasen a Hizbulá. Pero con lo que no contaba era con que el MPL dio orden a sus militantes de que acogiesen a las familias shíies en sus casas. Y los barrios cristianos colindantes con el Dahiye abrieron sus puertas para los vecinos del Dahiye, como digo, shiíes. Especialmente el barrio de Ain al-Rumaneh.

Pues bien, el presidente de Líbano es Michel Aoun, el principal dirigente del MPL y fue el candidato propuesto desde el primer momento por Hizbulá. Las luchas internas entre los cristianos sólo han terminado ahora, aceptando la mayoría de los partidos cristianos a este presidente. 

Lo mismo ha sucedido con los musulmanes sunníes. Totalmente dependientes de Arabia Saudita, han sido financiados, armados y apoyados políticamente por los sauditas. Pero la crisis que está sufriendo Arabia Saudita, cuyo principal causante es la guerra de agresión contra Yemen, ha supuesto que el dinero no llegue con la facilidad y generosidad que hasta ahora y que los cuadros del principal partido sunní, el Movimiento al Futuro, tengan dificultades para cobrar sus sueldos. Eso supone que este partido, el principal entre los sunníes, tampoco tiene fondos para realizar sus actividades políticas. Y eso ha obligado a este partido, que dirige Saad Hariri, a doblegarse y votar a favor de Aoun a cambio de ser él mismo el primer ministro. Mantiene así su couta de poder, pero mermada.

Hasta aquí, casi todo normal. Pero resulta que Hariri, un fiel siervo de los sauditas, se ha tenido que tragar todo lo que ha estado diciendo sobre Hizbulá hasta la fecha porque las cosas ahora van por otro camino. Y eso ha molestado sobremanera a su patrón, como luego os diré.

En el primer discurso de Aoun como presidente dijo dos cosas de enorme importancia: a) "no escatimaremos ningún esfuerzo y ninguna resistencia para liberar a los restantes territorios libaneses ocupados (se refiere a las Granjas de la Shebaa, que ocupa Israel) y proteger a nuestro país de un enemigo que todavía anhela nuestra tierra, nuestro agua y nuestros recursos naturales"; b) "Libano se va a mantener alejado de los conflictos exteriores, de conformidad con la ley libanesa y con el artículo 8 de la Carta de la Liga de los Estados Árabes".

Os lo traduzco. El punto a) significa que Líbano, como estado, otorga todo su respaldo a Hizbulá y el punto b) arroja a la cara del resto de países árabes el incumplimiento de sus propias normativas y de la Liga Árabe por su injerencia en Siria y Yemen puesto que ese artículo dice expresamente que los países de la Liga Árabe tienen que abstenerse de cualquier acción para cambiar los sistemas establecidos de gobierno de sus países miembros. Siria era uno de ellos (el gobierno de Assad renunció a la Liga Árabe cuando esta organización dio el puesto de Siria a la "contra"). En Yemen es al revés, puesto que a quien combaten es a los rebeldes hutíes.

Esto ocurrió hace dos semanas. Desde entonces todo va tan deprisa que ahora ya no se conoce nada de nada de lo anterior, como veréis.

En estas estamos cuando Hizbulá acaba de lanzar un poderoso mensaje a propios y a extraños, a amigos y a enemigos. Sobre todo, a los enemigos. Acaba de presentar en sociedad su división acorazada. Así, como suena. Ha sido en la ciudad siria de Quseir. Un total de cien tanques, vehículos acorazados y vehículos artillados.







Es la primera vez que Hizbulá hace algo así y observar cómo se ha recibido este poderoso mensaje en los países árabes y en Israel pone de relieve que se teme a este movimiento político-militar más que a un terremoto. La capacidad militar de Hizbulá ha crecido exponencialmente en la guerra de Siria, donde combate junto al gobierno sirio, y no hubiese sido posible sin el apoyo, directo e indirecto, de Rusia. Porque los cuadros militares de Hizbulá están en las mesas operacionales en las que se planifican las batallas junto a rusos, sirios e iraníes. Os recuerdo que Rusia y China pararon en el Consejo de Seguridad de la ONU una resolución patrocinada por Arabia Saudita, y apoyada por EEUU y sus vasallos europeos, para declarar a Hizbulá como "organización terrorista".

Hizbulá da un paso de gigante, ya no es un simple grupo guerrillero sino que comienza a convertirse en un ejército. Lo hace, además, cuando el pasado 31 de octubre, el mismo día en que Líbano elegía presidente al candidato de Hizbulá, los países del Golfo, a instancias de Arabia Saudita, volvieron a reiterar que Hizbulá es "la principal amenaza" a la que se enfrentan no sólo por su participación en la guerra de Siria, sino porque también acusan al movimiento político-militar libanés de "apoyar a los rebeldes hutíes en Yemen".

La esquizofrenia saudita no tiene parangón. Derrotada como está su opción en Siria, hundida como está su economía por la guerra de agresión que lanzó hace un año largo contra Yemen (y las milicias hutíes han ocupado brevemente algunos pequeños pueblos dentro de Arabia Saudita) y perdido su papel de potencia regional en Oriente Próximo, vuelve a agitar el miedo a la "agresión shií" y como no se atreve a insistir en la bicha de Irán, lo hace con Hizbulá. Es un intento, burdo, de tirar de las orejas a su patrocinado Hariri en Líbano y de intentar recordar a los sunníes quién manda. Aunque ya no mande y todo se le escurra como se escurre el agua de las manos.

Sería de agradecer que alguien con cerebro en Arabia Saudita se haya dado por enterado con el poderoso mensaje que ha lanzado Hizbulá. Al igual que lo ha hecho Israel, que en sus canales de televisión y otros medios de propaganda habla de la hipotética capacidad de Hizbulá de tomar algunas zonas de Galilea si hay una próxima guerra, lo que "obliga al ejército a reestructurar sus previsiones y planes".

Así que id olvidándoos de todo lo que conocíais de Oriente Próximo porque hay nuevas ecuaciones y se han reforzado de forma increíble nuevos actores.

Os he puesto esta canción dos veces y os la vuelvo a poner porque merece la pena no sólo recordarla sino porque escenifica a la perfección lo que os digo y lo que acaba de pasar en Líbano, así como lo que acaba de decir el ya flamante presidente en su primer discurso como tal. Por cierto, se le ve en primera fila en este concierto, más o menos en el minuto 4'50, ese calvo y con gafas que está entre dos mujeres. La historia de esta canción está en el primer enlace que os he puesto.


El Lince

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