sábado, 20 de diciembre de 2014

Estos chicos son malos… (en recuerdo de Ida Wells)

Os cuento una jugosa anécdota que tiene mucho que ver con Ferguson, Nueva York, todos los Estados Unidos y el policía que cada uno de nosotros lleva dentro. ¿Quién dijo eso de que si realmente queremos cambiar algo, lo primero que debemos hacer es matar el policía que llevamos dentro? Buscadlo por ahí.

Yo voy al trabajo en tren, me gusta leer en el trayecto y, a veces, observar a quienes cogen este medio de transporte público. Es todo un mundo. La escena es la siguiente: un revisor del tren detiene a dos chavales que no tenían billete, acompañado por dos vigilantes jurados muy chulos, y les entrega a la policía en la estación. Los chavales argumentaban que no lo habían sacado porque, si se paraban a hacerlo, perderían el tren y llegarían tarde a clase y que no podían pagar la sobretasa que les exigía el revisor porque no llevaban dinero. El revisor argumentaba que eso no era excusa y que, además, ya estaba harto de “este tipo de gente”. Yo intervine y dije que en ningún momento los chavales habían hecho el menor intento de esconderse o cambiar de vagón y que era evidente que decían la verdad porque habían estado ojeando los apuntes en el trayecto. El revisor me dijo que no me metiera y que no era la primera vez que los veía. Le pregunté si me reconocía a mí, que siempre voy en ese tren y a la misma hora, siendo él quien me suele pedir el billete. Se me quedó mirando como si fuese un marciano y no respondió, pero sí dijo que a ellos les reconocía claramente “porque son negros”.

La mayoría de la gente pasó del tema, no les importaba lo más mínimo. Pero un par de mujeres se quedaron observando cómo terminaba la cosa. Una de ellas tendría como entre 55-60 años y la otra unos 30. Esta le dijo al policía que pasara, que lo que tenía que hacer era dedicarse a los delincuentes y no a los chavales que puede que se cuelen en el tren o puede que no, pero en cualquier caso no es un delito grave. La mujer mayor salió al paso con una frase demoledora: “Estos chicos son malos y tienen que ser corregidos. Se empieza colándose en el tren y se termina robando teléfonos móviles. No pagar el billete es sólo el comienzo de su carrera”. El revisor no le dio un beso de casualidad. El policía, por su parte, esgrimió una conmiserativa sonrisa y los vigilantes reían abiertamente.

Así que “estos chicos son malos” tal vez sólo debido a su color de piel. Y hay que corregirlos. Es lo que ocurre en el muy democrático EEUU. Recordé una historia que leí hace tiempo, cuando el movimiento sufragista abogaba por el voto de la mujer en EEUU y cómo una joven negra quiso sumarse al mismo. Se llamaba Ida Wells (co-fundadora de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color en 1909) y fue llamada a una reunión de sufragistas blancas, ricas, progres y liberales. A Ida sólo se le ocurrió decir que no sólo había que luchar por el voto de la mujer sino contra la violencia contra los negros y, en especial, contra los linchamientos. Gran escándalo de las blancas, ricas, progres, liberales y sufragistas: “lo primero que tenéis que hacer los negros es ocuparos de combatir los crímenes en vuestra comunidad y expulsar a los criminales, ¿has olvidado que el 10% de los crímenes de Chicago los cometen los negros?”.




Ida Wells es una pionera olvidada. Todo el mundo habrá oído hablar de Rosa Parks, la negra que con su gesto de negarse a levantarse del autobús para dejar su sitio a un blanco dio inicio al movimiento por los derechos civiles en la década de 1960. Incluso Podemos abre su documento sobre las medidas económicas con una frase suya: "Cuanto más obedecimos, peor nos trataron". Está bien, pero es lo de siempre: el recurso de lo fácil. Podemos podía haber hurgado un poco más en la historia, pero eso no es tan fácil. Nada menos que 71 años antes que Rosa Parks hubo otra mujer, también negra, que hizo lo mismo: se negó a levantarse de su asiento en el ferrocarril para ceder su sitio a un blanco. Esa fue Ida Wells y corría el año 1883, lo que tenía mucho más mérito. Lo que pasaba entonces era que no había tantos medios de propaganda (antes llamados de comunicación) y su valiente gesto pasó desapercibido para la masa, incluyendo los negros.


Ida Wells era de convicciones firmes y se vinculó a pesar de todo con las sufragistas, esas que le recriminaron que el 10% de los crímenes en Chicago los cometían los negros. Una cifra terrible, sin duda, nada menos que 10 de cada 100 crímenes exige que se tenga en cuenta la proporción. Que los otros 90 crímenes no fuesen cometidos por negros no tiene la menor relevancia. No resalta. La otra cifra sí "porque son negros".

Han transcurrido los años, cien para ser exactos, y estamos en las mismas. No creo que haya variado mucho el pensamiento de los blancos, sobre todo de los estadounidenses, sobre/contra los de otras razas y culturas. Tienen miedo de la gente negra. Es por eso que el 73% de los blancos en EEUU apoyan al policía blanco que mató al negro en Ferguson y cuya absolución desató las protestas en esta ciudad y en otras. Y lo mismo ocurre con el de Nueva York, y Fénix, y... A fin de cuentas, “estos chicos son malos y tienen que ser corregidos”. La forma de "corregirlos" será desarrollada en otro análisis puesto que, por ejemplo, en EEUU las sentencias judiciales contra los negros son una media del 10% más altas que las de los blancos, en el caso de aplicación de sentencias mínimas los negros (afroamericanos en el lenguaje políticamente correcto que se usa ahora) las reciben un 21% más veces que los blancos y cuando son temas de drogas los negros tienen condenas un 20% mayores que las de los blancos. 

En este vídeo podéis ver cómo la policía de EEUU corrige a los chicos malos, bien es verdad que no sólo negros.



El Lince

No hay comentarios:

Publicar un comentario