Sobre la Cumbre de las Américas: ¿qué derrota de EEUU?
Me voy a meter en otro charco. Esta vez, hablando de la
reciente Cumbre de las Américas. Al contrario de lo que he oído y leído en esta
semana, EEUU no ha salido derrotado de
la misma sino reforzado.
La autocomplacencia no es buena y la falta de análisis,
tampoco. No voy a repetir aquí lo que muchos han dicho sobre la derrota de
EEUU, sobre la paliza, etc. Lo doy por sabido porque durante una semana sólo se
ha leído sobre ello. Pero voy a hacer de abogado del diablo: EEUU está
volviendo a su patio trasero con fuerza, una vez ha constatado la progresiva pérdida
de influencia en el mundo. Y lo hace porque, entre otras cosas, tanto Rusia
como China se están asentando de forma muy sólida en el continente latinoamericano.
Se están diciendo verdades y medias verdades. Verdad es que
EEUU ha sido muy criticado en el continente por sus posturas con Cuba y ahora
con Venezuela. De hecho, todos los países han criticado sus amenazas contra
Venezuela, incluyendo a sus más fieles vasallos. Por eso no pudo salir una
simple declaración final. Media verdad es que aún hay en América Latina un fuerte
sentimiento antiintervencionista. El simple hecho de que hubiese connotados
mercenarios y agentes de la CIA, como el asesino del Che Guevara, como
integrantes de la famosa “sociedad civil” y que no se les expulsase, indica los
límites de todo ello. Hay gobiernos que critican lo mayor, pero no lo pequeño.
Pero lo pequeño se va a convertir en lo mayor en el futuro porque la nueva
estrategia de intervención estadounidense se da a través de las ONGs y la
famosa “sociedad civil”. Brasil es un claro
ejemplo.
Es cierto que la reunión entre Raúl Castro y Obama ha sido
histórica y que la normalización de relaciones entre Cuba y EEUU tiene muchas
dimensiones políticas, económicas, culturales, de seguridad, etc, pero también
que la apertura de esta puerta era imprescindible para el retorno de EEUU a América
Latina dado que en los últimos años casi todos los países latinoamericanos no
veían con buenos ojos la postura estadounidense con Cuba.
Por eso cuando Obama dice que “la guerra fría ha terminado”
está diciendo la verdad. Ya no hace falta que derroque gobiernos por la fuerza,
como tradicionalmente ha hecho EEUU en América Latina, dado que ahora tiene
importantes aliados en esos gobiernos. Aliados y vasallos. Entre los aliados,
quienes hace unos años eran guerrilleros que ahora se han aburguesado (con
permiso de Emir Sader, que critica el neocolonialismo intelectual europeo) y han
empezado a sentir gusto por las mieles del poder y sus corruptelas. Esta es una
forma de explicar posturas como las de Uruguay con
Venezuela, por ejemplo y sin entrar en más detalles. Entre los vasallos, los de
siempre. Eliminando el único punto conflictivo a gran escala que tenía en América
Latina, Cuba, EEUU tiene mucho mayor margen de maniobra para hacer frente a
otras situaciones como Venezuela, Bolivia o Nicaragua a través del “poder
blando”, “poder inteligente” o como lo queráis llamar. Ahora EEUU tiene un
clima favorable para ampliar su “diplomacia” y reduce sensiblemente el bloque
antiestadounidense.
La baza de Cuba era fundamental para volver, como se dice en
España, arrojando pelillos a la mar. Es decir, lo pasado, pasado y ahora vamos
de buen rollito. Eso, al mismo tiempo, desactiva las pretensiones insurrecciónales
en América Latina, si es que las hubiese en un futuro puesto que la única que
permanece, las FARC, estáa en un proceso de negociación que, también, es visto
con buenos ojos por EEUU. Porque tal vez olvidéis que la derrota del ALCA se
produjo por la combinación de tres elementos que se interrelacionaron: el
rechazo generalizado de los pueblos, la resistencia de la burguesía industrial
brasileña y la firmeza ideológica de las FARC y su capacidad para
desestabilizar militarmente la implantación de ese acuerdo en un país
fundamental para la estrategia estadounidense como es Colombia.
Tan buen rollito que EEUU
presionó a México para que no permitiese que una
compañía de petróleo china se metiese en la pelea por la privatización de PEMEX
y litigase por la explotación de los campos de petróleo del Golfo de México; también lo hizo para que se rescindiese el proyecto de construcción
del tren de alta velocidad por una cantidad aproximada de 3.700 millones de dólares.
Imagino que el diálogo sería algo parecido a ¿cómo te atreves a dejar a mis
multinacionales fuera de tan suculento pastel? O rompes con los chinos o te vas
a enterar con las drogas, la emigración, etc. El palo y la zanahoria porque, al mismo tiempo, elogia la política
económica de Peña Nieto y la privatización del sector energético.
EEUU tiene decidido hacer todo lo posible y lo imposible
para que no siga adelante la construcción del canal que se está construyendo en
Nicaragua, alternativo al de Panamá. En Nicaragua
habrá elecciones en 2016 y EEUU va a jugar la baza del canal para
desestabilizar al gobierno de Daniel Ortega. Y lo hará utilizando métodos clásicos
de las famosas “revoluciones de colores”: usando a la llamada “sociedad civil”,
por ejemplo los mediambientalistas. Hoy por hoy Daniel Ortega no tiene
contrincante alguno, pero queda el tiempo suficiente para desestabilizarle y/o
debilitarle.
Es evidente que la llegada de Dilma Rousseff a la
presidencia de Brasil supuso un claro deterioro
en la relación con EEUU, acentuada por el escándalo de las escuchas y
espionajes. Rousseff no es Lula en ningún sentido, pero sobre todo en el estratégico.
Lula se entendía con Bush, pero Dilma no con Obama. El fortalecimiento del eje
de países BRICS con Dilma ha sido muy notable. Pero eso ha sido hasta que la
famosa “sociedad civil” comenzó a moverse en Brasil contra el PT y los casos de
corrupción. Si Obama necesitaba cerrar la página de Cuba, Dilma necesita que
vayan desapareciendo las excusas, a nivel interno y externo, para normalizar
las relaciones con EEUU. Un punto de distanciamiento ha sido la postura de
Brasil respecto a las sanciones comerciales contra Rusia, puesto que la empresa
cárnica brasileña está suministrando lo que no llega ahora a Rusia desde
Europa. Pues bien, Obama ha propuesto a Brasil acuerdos en materia de
alimentación y Defensa. Cañones y mantequilla juntos, qué fantástico. Que a
nadie le quepa duda alguna que Dilma responderá que sí, entre otras cosas
porque le conviene para reforzar su alicaída imagen interna. Y a Obama le
interesa porque ahora EEUU ha perdido el primer lugar en cuanto a destino de las
exportaciones brasileñas. A ver si adivináis cuál es el primero. No, no es
Rusia, es China. Y a ver si adivináis cuándo Dilma irá a EEUU: el 30 de junio.
No voy a hablar, por ahora, que diría Chávez, de más países,
pero supongo que basta con estos ejemplos.
La Cumbre de las Américas, como tantas otras cosas, no tiene
ningún sentido. Sobre todo porque sigue el esquema de la Organización de
Estados Americanos, es decir, es panamericana, y eso significa que no tiene
nada que ver con el proyecto de “Nuestra América” que impulsó en su momento el
eje bolivariano. El panamericanismo incluye a EEUU y Canadá, que no tienen nada
que ver con el resto del continente y del Caribe. La OEA es el complemento
perfecto de la Cumbre de las Américas, o al revés puesto que ésta es más
reciente. Pero ambos instrumentos son una cárcel para los países
latinoamericanos; son como el Panóptico de Bentham, donde el poder (EEUU) te
vigila sin necesidad de estar ejerciéndolo de manera visible en todo momento
(golpes militares) pero de forma absolutamente eficaz. La OEA es casi
inofensiva, pero siempre suele ser “muy vigilante” con países como Venezuela,
por ejemplo.
EEUU ha conseguido volver “limpio” a América Latina, sin
estridencias. Ha desactivado el factor cubano, está en vías de desactivación el
factor FARC y está haciéndolo, de una forma aún clásica y grosera, pero estoy
seguro que cambiará, con Venezuela. Doy por hecho que los latinoamericanos
(otra vez con permiso de Emir Sader) son conscientes de ello, por lo que sólo
les queda hacer frente a esta estrategia con el reforzamiento de la integración
continental. Y ésta sólo será posible fuera de estructuras como la de la Cumbre
de las Américas.
El Lince
Daniel Ortega ya no tiene nada de revolucionario más allá de sus discursos. Es uno de los traidores más grandes de la historia. Recuerde que apoyó el TLC con Estados Unidos y las transaccionales están muy contentas con su gestión. El canal ciertamente es una gran idea, pero podría costar un daño ambiental extremadamente alto para hacerlo realizable y el contrato firmado con la empresa china a mí me parece que es leonino
ResponderEliminarQuise decir transnacionales y no transaccionales. También me gustaría agregar que los mayores críticos de Daniel Ortega son los burgueses que no se sientan en la mesa principal del banquete donde se reparten Nicaragua
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