miércoles, 16 de marzo de 2016

Cumplir la palabra

El anuncio de la salida -me niego a utilizar la palabra retirada- de Siria por parte del grueso de las pequeñas fuerzas rusas que han estado operando allí desde octubre del año pasado ha provocado dos cosas: estupor y especulaciones. Estupor porque se han estado diciendo muchas tonterías como, por ejemplo, que se había metido en "otro Afganistán" y especulaciones como que esta salida se produce sin haber logrado sus objetivos, para paliar la crisis económica interna como consecuencia de las sanciones que el moribundo Occidente impuso hace un año largo y para intentar congraciarse con este Occidente moribundo y que levante las sanciones, que ha tenido miedo de una guerra con Turquía y, pro extensión, con la OTAN, que es una forma de presión para Al-Assad, etc., etc.. Lo más gracioso de todo es lo que publican y transmiten los medios de propaganda árabes que hablan de "derrota" de Rusia. Y algo mucho más gracioso aún es lo que dicen los neonazis ucranianos: "Putin abandona Siria para volver a centrarse en el Donbás". Así, como lo leéis, sin anestesia ni nada. Desde luego, cada tonto con su tema.

Dejando al margen las tonterías árabes y de los neonazis ucranianos, lo cierto es que muy poca gente ha puesto atención a algo que ya dijo Putin al anunciar el traslado del exiguo contingente militar a Siria a petición del gobierno de este país. Entonces dijo que estarían en Siria "cuatro o cinco meses" y puso fecha límite: "no más allá de marzo de 2016". 

Lo que ha hecho Rusia ha sido cumplir con su palabra. Rusia no se ha movido un ápice de la forma de hacer política exterior de la Unión Soviética. Es decir, al igual que la URSS no hacía intercambios, ni siquiera en la crisis de los misiles de Cuba, sino que llegaba a acuerdos y listo -lo más que hacía la URSS era algunos "gestos demostrativos de buena voluntad"- Rusia hace lo que le parece conveniente según sus intereses geopolíticos. Porque chicos, chicas, el tema de Siria es sólo una parte de la batalla geopolítica global rusa del nuevo mundo multipolar que se está poniendo en marcha.

Es insensato y demuestra muy poco conocimiento de la geopolítica pensar, como he visto por ahí, que el gesto de Rusia forma parte de un acuerdo con EEUU para que los neonazis de Kiev reconozcan un estatuto especial para el Donbás y para que se desista de incorporar a Ucrania a la OTAN. Más insensato aún es decir que ayuda al levantamiento de las sanciones. La UE está herida de muerte y en estos momentos hay importantísimas presiones para que se levanten; presiones que no llegan desde los gobiernos sino desde los sectores económicos, especialmente desde los alemanes y más especialmente desde los agrícolas y ganaderos. Todos y cada uno de los gobiernos europeos, vayan o no de "progres", son vasallos de EEUU y no van a hacer nada que no quiera EEUU que se haga aunque he mantenido que hay muchas posibilidades de que si no se levantan al menos se alivien por parte de la UE pese a que a partir de ahora veremos nuevos intentos y excusas para mantenerlo e, incluso, reforzarlo. Después del movimiento en Siria, Rusia no puede quedar como ganadora. Os hablaré de ello en otra ocasión y de cómo eso que se está diciendo de que hay gobiernos que quieren el levantamiento de las sanciones no es más que una ilusión. Quienes quieren que se levanten son otros sectores, como he dicho, no los gobiernos.

Rusia ha demostrado en Siria dos cosas: que es un socio fiable, que no deja de lado a sus aliados, y que en su regreso al escenario geopolítico como actor global no se comporta igual que Occidente y que si hay una posibilidad de arreglar conflictos por medio del diálogo, mejor que una guerra. Para volver a ella siempre hay tiempo. Ni que decir tiene que la posición del gobierno sirio es ahora mucho mejor que hace medio año: no hay menor posibilidad de su derrocamiento, ya no se habla de si Assad tiene que seguir o no y la famosa "oposición" está tan debilitada que es incapaz de imponer nada de nada.

El cese de hostilidades lleva casi un mes en Siria y se anunció justo cuando las fuerzas gubernamentales y sus aliados habían rodeado totalmente Alepo. Recordad la campaña de los medios de propaganda sobre el "asedio de Alepo", la ·tragedia de Alepo" y otras historietas semejantes. La realidad era que se habían cortado todas las líneas de suministro desde Turquía y era evidente que la llamada "oposición" no podía aguantar más. El cese de hostilidades fue un balón de oxígeno proporcionado conscientemente por el enemigo, o sea, por Rusia y el gobierno sirio. Tienen que estar débiles, casi derrotados, pero sin que lo aparezca de cara al diálogo de Ginebra.

Era el momento propicio para cambiar de táctica, pasar de lo militar a lo político. El momento ha sido elegido muy cuidadosamente y demuestra algo que no es usual en Occidente: una forma de gobernar diferente. Occidente actúa siempre de la misma manera, comenzar las guerras y escalarlas sin preocuparse por las consecuencias. Que alguien se atreva a decir que "los objetivos propuestos en su conjunto se han logrado", es decir, reconociendo que no se han logrado por completo, es inaudito en la política internacional. Compárese con la prepotencia de Bush en Irak, por ejemplo. Y lo más sorprendente es que muy probablemente sea verdad.

Rusia nunca dijo que iba a ganar la guerra, y menos con un contingente reducido y aislado, a miles de kilómetros de sus principales bases. Un puñado de aviones y de personal de tierra ha sido suficiente para dar un vuelto radical a la situación y hacer valer el papel de Rusia en Oriente Próximo, al que hace muy poco tiempo hasta despreciaban los sátrapas árabes. Habría que recordar cómo allá por 2014 el príncipe saudita Bandar amenazó a Rusia con llevar a los jihadistas a su territorio si no se doblegaba a las presiones. Y tal vez lo más importante, este puñado de aviones y de personal de tierra ha logrado detener el aislamiento diplomático de Rusia iniciado, también, en 2014 tras el referéndum de Crimea por su autodetermianción y la posterior anexión a Rusia como quiso la población.

Si a eso se le añade que se asegura la estabilidad de Assad y de los intereses rusos, que son de unos 13.000 millones de euros; que ha demostrado a la OTAN y a EEUU (como han tenido que reconocer en un informe del 5 de marzo) el poderío de su armamento, hasta ahora considerado "obsoleto", y que ha logrado el debilitamiento significativo de la organización llamada Estado Islámico el éxito es incuestionable. 

Así que no solo se ha cumplido la palabra, sino que se han logrado todos los objetivos. O una gran parte de ellos. Y en muy poco tiempo.


El Lince

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