domingo, 6 de noviembre de 2016

Los Juegos Olímpicos

Mientras el personal anda entretenido con fútbol, baloncesto y otros espectáculos de masas -llamarlo deporte es una absoluta estupidez- haciendo bueno el viejo aserto del emperador romano Augusto cuando dijo que para tener contentas a las masas sólo había que ofrecerles "pan y circo", EEUU y sus vasallos lo que hacen es extender los Juegos Olímpicos.

Los Juegos Olímpicos pensaréis que es a lo que suenan, a los Juegos Olímpicos que todo el mundo conoce y que no voy a criticar ahora. Pues no. "Juegos Olímpicos" es un sistema de ataque cibernético contra Estados puesto en marcha por EEUU a principios de esta década en la que estamos con la colaboración del régimen fascista de Israel. El programa tuvo su punto culminante en 2012 cuando EEUU se vio obligado a reconocer que estaba detrás del ataque que infectó las redes informáticas de las instalaciones de enriquecimiento de uranio de Irán con un virus informático conocido como Stuxnet y que pretendía destruir las centrifugadoras que se encargaban de ello. No lo lograron, pero sí dañar significativamente durante un tiempo muy valioso esa potestad de enriquecer uranio por parte de Irán.

Fue un primer ataque exitoso, aunque no tanto como se pretendía, y desde entonces no han cesado los experimentos y los intentos de hacer lo mismo con otros países. El programa "Juegos Olímpicos" sigue vigente. Sin embargo, y haciendo patente la táctica goebbelsiana de que una mentira mil veces repetida termina convirtiéndose en una verdad, EEUU y sus vasallos han dado la vuelta a la tortilla y son ellos quienes se consideran amenazados por ataques cibernéticos de otros países, entre los que es recurrente mencionar a Rusia y a China.

Con esta excusa, el pasado 14 de junio la OTAN anunció que si un país miembro es objeto de un ataque cibernético por parte de otros países "como Rusia o China", aplicaría el artículo V de la "defensa colectiva" y devolvería el golpe al "país atacante". 

Pregunta tonta, de las mías ¿cuántas veces habéis oído desde entonces que Rusia o China han atacado ordenadores y servidores de EEUU o de otros países? Unas cuantas desde luego. Especialmente ahora, en las elecciones de EEUU y con la recurrente y goebbelsiana teoría de que Rusia es quien ha entrado de manera forzada en un sistema o una red informática (a mí no me gusta eso de hackear, procuro no utilizar esos términos anglos) sea de las diferentes estructuras gubernamentales de EEUU, del Partido Demócrata o de la propia Hillary Clinton.

Así se ha estado preparando el terreno a la "opinión pública" (?) para que asuma que no son ni EEUU ni sus vasallos quienes espían y atacan cibernéticamente a los otros, sino que son ellos las víctimas. Una vez aquí, el siguiente paso estaba muy claro: decidir lanzar la guerra cibernética de forma abierta. El flamante Premio Nobel de la Paz (nunca entenderé a quienes siguen insistiendo en presentar tal o cual candidatura a esos premios, otra de las formas estúpidas de perder el tiempo y legitimar instituciones que están a años luz de los intereses populares) Barak Obama anunció en octubre que EEUU estaba dispuesto a ello.

Pues bien, ahora en noviembre ya se está en plena guerra en este sentido. Si hay que hacer caso a lo que publican los medios de propaganda (antes llamados de comunicación) "la administración Obama está contemplando una acción encubierta cibernética sin precedentes contra Rusia en represalia por la presunta interferencia en la elección presidencial estadounidense y ha pedido a la CIA que elabore planes para una operación cibernética de amplio alcance diseñada para acosar y desconcertar a los líderes del Kremlin".

Que haya pruebas o no de que los rusos, los chinos o quien sea está atacando cibernéticamente a  EEUU es lo de menos. Que el propio FBI haya dicho que no hay la menor prueba de ello es lo de menos. Que Snowden dejase claro que quien lo hace sin el menor escrúpulo es EEUU, incluyendo a sus propios vasallos, es lo de menos. Rusia es mala, China es mala y tienen que pagar por haberse atrevido a poner en cuestión el predominio de EEUU a nivel mundial.

Un tal James Lewis, experto en cibernética del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, dice que esto no es otra cosa que paranoia puesto que "el ataque a las infraestructuras informáticas de las naciones adversarias como China, Irán, Rusia y Corea del Norte, se viene haciendo desde hace años" y que, al mismo tiempo, se realizan "operaciones de reconocimiento electrónico regular sobre instalaciones industriales, químicas o de tratamiento de aguas de estos países".

Pero ya lo sabéis, Goebbels triunfa en Washington y en todas y cada una de las capitales de sus países vasallos. A fin de cuentas, han resultado ser buenos alumnos.

WikiLeaks viene publicando miles de correos electrónicos de la mano derecha de la sádica Clinton en los que se habla de todo ello. Ni una sola línea se ha publicado de todo esto ni siquiera en los llamados medios alternativos, más preocupados en mirar a los medios de propaganda convencionales que en investigar.

Rusia no se ha tomado a la ligera ni lo que dicen los medios de propaganda estadounidenses ni lo que publica WikiLeaks (por cierto, el muy progresista gobierno de Ecuador sigue accediendo a las presiones de EEUU y manteniendo a Julián Assange, asilado en su embajada de Londres desde hace cuatro años, sin internet oficialmente "para no interferir en las elecciones de EEUU"). Rusia considera que lo que están haciendo EEUU y sus vasallos de la OTAN es "preparar el campo de batalla", dañando la infraestructura e intentando dejar incomunicadas a las fuerzas militares.

Rusia ha pedido una explicación formal a EEUU que, a día de hoy, aún no se ha producido. Hay un dicho castellano que dice que quien calla, otorga. La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia ha dicho que si no hay esa explicación supondría que existe "ciberterrorismo de Estado" por parte de EEUU.

EEUU y sus vasallos de la OTAN están en una desenfrenada carrera hacia la guerra. Intentan evitar a toda costa su pérdida de influencia mundial y el convertirse en los segundones de lujo de un orden internacional que han venido controlando desde hace siglos.

Pero todo el mundo sigue contento con el "pan y circo", con los Juegos Olímpicos. Aunque, al contrario de lo que hacía el emperador Augusto, ahora tenga que pagar no sólo el circo sino también el pan.

El Lince


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