lunes, 16 de diciembre de 2019

Nadie debería estar de luto    

Gran Bretaña: victoria de los conservadores, derrota de los laboristas, victoria de los nacionalistas escoceses, los pan-irlandeses se quedan como estaban. Simplificando, estos son los resultados. Unos, los carcas, están aplaudiendo con las orejas por el derrumbe de los laboristas; otros, los “progres”, andan royendo las esquinas preguntándose dónde han fallado y arrimándose aún más a los carcas por aquello del centro. Otros, como yo, pensamos que nadie debería estar de luto por la derrota de los laboristas.

Porque…

El desprecio de clase del Partido Laborista por su electorado, los trabajadores, viene de lejos. Que los carcas estén regocijándose porque “ha caído el muro rojo” (en referencia a que han ganado en tradicionales distritos laboristas) es un indicador de hacia dónde han venido mirando los “progres” desde hace años (como aquí, como en Grecia, como en Francia, como en todas partes) y no percibiendo ni teniendo en cuenta el hastío de la clase trabajadora con la plutocracia de Bruselas y sus medidas. Si hay algo que se puede decir bien claro es que la derrota de los laboristas se debe, sin duda alguna, a su traición al Brexit. Porque quienes votaron masivamente a su favor hace tres años fueron, precisamente, los obreros de Gales y de Inglaterra. Os recuerdo cuáles fueron los resultados.


Pero el Partido Laborista pasó de ellos como de comer mierda y de inmediato abogó por un segundo referéndum y de cancelar el Brexit. Las medidas sociales que llevaba ahora en su programa han sido consideradas como irrealizables (Grecia, España, Francia, Italia…) mientras siga la subordinación a la plutocracia de Bruselas y así lo han entendido y así han votado: en contra de Bruselas. Aunque haya sido a favor de los conservadores. Queda por ver si ahora hay fuerzas y energías para enfrentarse a los conservadores.

Porque...

La lección de Gran Bretaña es también la lección de Francia, donde las movilizaciones obreras continúan y recuerdo que fueron los "progres" los primeros en desconectarse de los "chalecos amarillos" llamándolos "palurdos", y de todos los países donde ahora hay movilizaciones. Y en Europa, para todos aquellos que se han venido llenando la boca diciendo que el Brexit era un desastre y que abandonar la UE es casi imposible. Pues ya se ve que la gente lo quiere, sí o sí.

En el Estado canalla, más conocido como España, los "progres" están a punto de tocar gobierno y siguen aferrados a sus viejas concepciones sobre Europa. Piensan en sus propuestas sociales, como en Grecia o en Gran Bretaña, sin tener en cuenta que serán poco menos que flores de temporada mientras se siga siendo esclavo de la plutocracia de Bruselas. Su arrogancia es de tal calibre que ni ven el árbol ni ven el bosque. ¿No hay salvación fuera de la UE? Está por ver, pero lo que sí está claro es que donde no hay salvación es dentro de la UE. El espectro de Syriza está ahí, se quiera ver o no. Y en Gran Bretaña lo han visto.

Está claro que hay que ir más allá del tema de la UE, pero también que hay que tener en cuenta lo que supone estar dentro de la UE. Hay que abordar el tema del capitalismo y de quienes le hacen el juego, sea en Gran Bretaña, en Francia, en Grecia, en España (o en Chile o en Bolivia).

Según yo lo veo, el triunfo del Brexit es el fracaso de la UE, o al menos del fracaso del proyecto anglosajón de la UE. EEUU y Gran Bretaña controlaban el poder militar (OTAN) y casi el financiero (el importante papel de la llamada "city" de Londres hay que tenerlo en cuenta) y han sido quienes han diseñado el revisionismo histórico sobre quién derrotó a los nazis en la II Guerra Mundial. Así que insisto: nadie debería estar de luto por el desastre del Partido Laborista.

Por eso soy un poco optimista, porque el Brexit va a acelerar el colapso de toda la arquitectura de postguerra en Occidente.

Eso quiere decir, a nivel de la UE, que Francia y Alemania van a tener ahora las manos más libres para moverse de forma autónoma -ya que no independiente- respecto de EEUU. El primer movimiento lo veremos con el gasoducto Corriente del Norte 2 y las sanciones que va a aprobar EEUU contra las empresas alemanas. Y aquí os recuerdo el tratado franco-alemán aprobado a primeros de este año. O puede que ante lo que estemos sea ante una pelea entre Carlomagno y el IV Reich. No queda más que esperar y ver. Pero, sin duda, ambos países ahora son mucho más libres en sus maniobras europeas y podrá irse viendo cómo van arrimándose a uno u otro algunos segundones (Italia o la misma España, por ejemplo).

Y también según lo veo yo, hay una incógnita en todo esto: Escocia. Es como el cuento de la lechera, pero los nacionalistas escoceses son firmes partidarios de continuar en la UE y ahora dicen que plantearán un nuevo referéndum de independencia. Cuánto tiempo se tarde en hacerlo será determinante para que avance todo lo anterior, en uno u otro sentido, y tengo pocas dudas de que los conservadores británicos harán todo lo posible por impedir ese referéndum porque en ello va gran parte de su estrategia post-Brexit: una renovada presencia semi-imperial en el escenario mundial. Ese es su gran sueño, recuperar el poder perdido. Y de ahí que se hayan ya embarcado -literalmente- en aventuras navales con EEUU en el estrecho de Ormuz, en el Mar Negro y en el Mar del Sur de China.

Una nueva disyuntiva para la UE, entonces, que si hace dos años se negó a apoyar y avalar un referéndum en Catalunya puede verse obligada a apoyar el escocés. Esquizofrenia pura. Eso es, también, la UE: un zombi, en definitiva, que solo sabe ir dando tumbos, sin vida y sin cerebro.

El Lince

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