sábado, 9 de julio de 2016

Y nada más importa

La estupidez de los progres es ya insultante. El referéndum en Gran Bretaña está poniendo patas arriba todo el sistema capitalista y ellos siguen aferrados a la ilusión óptica de que hay otra Europa posible. No la hay mientras el zombie que es la UE siga caminando. Siguen dejando el terreno libre a los fascistas, que son los únicos que han cogido el toro por los cuernos y se han dado cuenta de lo que representa esta posibilidad para ellos. En Gran Bretaña fueron impulsores del referéndum, pero no fueron los únicos. También hubo sectores nada desdeñables de la izquierda que lo hicieron, pero los progres no les tienen en cuenta. Son "la izquierda marginal", de la que ellos huyen como de la peste porque, entre otras cosas, les recuerda lo que fueron y ya no son y que no es la "marginalidad" sino la izquierda. Por eso insisten en el mantra de que no hay ni izquierda ni derecha. Sí lo hay, y cada vez es más evidente como lo ha sido en el Estado español (España, para otras latitudes) o lo está siendo en Francia en la pelea contra la abolición de los derechos sociales y laborales sin ir más lejos.

El capitalismo tal como lo conocemos se está desintegrando desde que los británicos se atrevieron a escupir en la cara a los plutócratas a pesar de las apelaciones al miedo que se hizo desde prácticamente todos los ángulos. El referéndum de Gran Bretaña ha generado tal agujero en la economía capitalista mundial que ahora mismo no hay nadie con la menor idea de cómo taponarlo. Esto deberían saberlo los progres. Las pérdidas se acumulan en todas partes, en todos los grandes bancos. Ya os ofrecí unos datos el día después del referéndum y ahora hay otros muchos más jugosos. El referéndum de Gran Bretaña ha acentuado los síntomas de crisis y se ha acumulado a unas pérdidas que se venían ya observando desde finales de 2015 y que ahora dan estas espectaculares cifras.


Observad la situación del Deutsche Bank, del que vengo hablándoos desde hace tiempo. Es el buque insignia de la flota europea y ya apenas se mantiene a flote.

La situación es inmejorable para intentar dar el golpe de gracia al capitalismo. Los principales bancos están en caída libre, los mercados de valores se desploman, los precios de las acciones de los principales bancos se hunden y ni siquiera los esfuerzos coordinados de todos ellos están parando la sangría. Los rebrotes son tan efímeros -de la mano de los especuladores de siempre- que la crisis financiera que se avecina va a ser de mucho mayor calado que la del inicio de la crisis de 2008. Pero los progres aparentan lo verlo y no hay ni un solo análisis de los que están haciendo donde esto se refleje. Los progres son para el sistema como los placebos para la medicina. Mantienen la ilusión y eso provoca efectos psicológicos que le vienen muy bien al sistema para intentar una última maniobra. Cualquiera que vaya de progresista y piense que el sistema capitalista es hoy saludable o siquiera reformable -eso de "otra Europa es posible"- o está en muerte cerebral o se ha convertido en un adicto a los placebos.

Si el gráfico de arriba es cierto, y si no lo fuese no se entendería el alarmismo que hay hoy en los famosos y todopoderoros "mercados", los bancos europeos son insolventes técnicamente (no sólo el DB, sino el Barclays y el Banco Nacional de París-Paribás, BNP, a los que hay que sumar los bancos italianos con efectos que se ven de forma clara también en EEUU y en Japón) y ya se empieza a cuestionar que el Banco Central Europeo pueda detener en estos momentos su caída. Incluso el mismísimo FMI acaba de decir que "el resultado del referéndum afectará negativamente a la economía de la eurozona" y habla de "desaceleración" del crecimiento que se preveía no sólo para este año 2016, sino para el 2017 y el 2018.

 Los plutócratas, a pesar de su desprecio por las masas ignorantes, están asustados. Por mucho que manipulen e intenten revertir el resultado del referéndum británico, como otros tal como el holandés sobre Ucrania, no van a poder evitar la implosión. También el FMI habla de "riesgo político", de "debilidad de un sector financiero cada vez más vulnerable a sacudidas" y de "incertidumbre general".

Aunque la gente vote, como en el Estado español, a los partidos corruptos y pro-UE el sentimiento anti-sistema se va extendiendo. Es algo que no están entendiendo los progres que, al contrario, están haciendo todo lo posible por homologarse al sistema. Todos están ahora en el mismo barco, corruptos y progres. Ese barco es la UE, el Titanic e, inevitablemente, se va a hundir.


El referéndum en Gran Bretaña está siendo el gran catalizador de todo ello. Los medios de propaganda vuelven a jugar un importante papel de amortiguador de la crisis haciendo ver a la población que el momento de peligro ya pasó y que todo vuelve a la normalidad.

Alguno de los zombies que forman parte de la UE, como es el caso de Italia, parece que está comenzando a ver que la narrativa oficial no tiene nada que ver con la realidad. En Italia ya se está acusando a Alemania de ser el verdadero problema al que se enfrenta Europa porque no deja, por ahora, al primer ministro italiano aplicar su plan de rescate bancario.

Pero en vez de llorar, que a los europeos se les da muy bien, lo que tendrían que hacer estos zombies pequeñitos es romper. Incluso, haciendo un guiño a los progres, amenazar con romper si Alemania no cede. Alemania va a hacer todo lo posible para evitar la quiebra de su buque insignia, el DB, aunque tenga que llevarse por delante a otros. Por eso no cede. El italiano Mateo Renzi está en una disyuntiva curiosa: en octubre ha prometido un referéndum sobre una reforma constitucional que refuerza el poder de la plutocracia puesto que aunque reduce el Senado -una cámara inoperante en cualquier lugar- se establece una segunda vuelta en las elecciones parlamentarias y si ningún partido logra el 40% el ganador tendría un plus de representación que le otorgaría una mayoría en el parlamento. Eso favorece a la plutocracia, pero tal y como están las cosas en Italia a día de hoy hay un peligro evidente para ella porque la situación está muy igualada entre quienes defienden la reforma y quienes se oponen, empezando por el Movimiento 5 Estrellas que acaba de lograr las alcaldías de Roma y Turín en las elecciones municipales del mes pasado. El rescate a los bancos es crucial para que los plutócratas ganen ese referéndum porque estabilizaría la situación financiera italiana de forma momentánea.

Luego volvemos al principio: no es posible otra Europa, hay que matar la actual para que de las cenizas surja algo distinto. ¿No dicen los progres que no hay que aferrarse al pasado, que hay que reinventarse y que en ello no hay que dejar espacio para la derecha, esa que dicen que ya no existe al igual que la izquierda? Pues con el zombie de la UE tienen una oportunidad de oro para que sus discursos, siempre tan bonitos, se hagan realidad. La batalla contra la UE es lo prioritario. Y nada más importa, aunque haya quien se comporte como la orquesta del Titanic: tocando mientras el barco se hunde.


El Lince

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