jueves, 27 de abril de 2017

Tarde, pero por fin Venezuela hace algo bien

Venezuela se va de la OEA. Es un proceso que todavía va a durar un año y un año es hoy en Venezuela mucho, mucho tiempo. Pero por fin Venezuela hace algo bien.

Estaba yo en Venezuela el año 2005 y estaba en el Palacio de Miraflores. Mantenía conversaciones con algunos de los más allegados a Chávez, algunos de ellos españoles, y discutíamos sobre las votaciones que se iban a celebrar para elegir al Secretario General de la Organización de Estados Americanos. Yo mantenía, junto con algún que otro venezolano como mi entrañable amigo Luis Villafaña, "el Negro", ex guerrillero en la década de 1970, uno de los protagonistas civiles del levantamiento cívico-militar fallido de 1992, ese en el que Chávez dijo asumir las responsabilidades de un levantamiento fracasado "por ahora", que era el momento idóneo para abandonar la OEA que no aportaba nada a Venezuela sino que se había convertido, ya entonces, en uno de los principales instrumentos de la agresión imperialista contra Venezuela.

El argumento de "el Negro" Villafaña era que la Organización de Estados Americanos fue el principal aval, a parte de gobiernos como EEUU y España, con que contaban los golpistas comandados por Pedro Carmona en el golpe que apartó a Chávez de la presidencia del país durante tres días en 2002. Eso lo ha reconocido varias veces el propio Carmona.

El Negro Villafaña murió en 2009 y su papel histórico fue reconocido por el propio Chávez, a quien estaba muy cercano: "Villafaña estuvo muy activo en aquellos días de rebelión cívico militar el 12 y 13 de abril junto a Carlos Lanz, movilizando al pueblo y uniéndose a los soldados. ¡Pueblo y soldados unidos siempre! ¡Viva para siempre el Negro Villafaña!"


Entonces Venezuela estaba mucho más fuerte que ahora y la OEA estaba muy debilitada, casi disminuida por su papel en el golpe que nadie negaba. El mismo papel que ha jugado en otros golpes posteriores como el de Paraguay contra Lugo o el de Honduras contra Zelaya, diciendo no pero sí y avalando a posteriori a los golpistas. Entonces algunos en Venezuela proponían que era el momento idóneo para dar el portazo y mandar a la OEA definitivamente al basurero de la Historia, como había hecho Cuba en 1962, pero en Miraflores se consideró que había que apostar por el chileno Insulza sólo porque EEUU había mostrado sus preferencias por el mejicano Dérbez. Ese era el gran argumento. Ni uno ni otro, decían esos pocos, como "el Negro", porque ni con uno ni con otro la OEA va a cambiar de carácter.

Venezuela apoyó a Insulza y pronto comenzó su diatriba contra Venezuela, contra las leyes Habilitantes de Chávez, promoviendo cambios en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos o mirando hacia otro lado ante las denuncias de desapariciones en Colombia, por ejemplo. Por lo tanto, el tiempo ha dado la razón a los críticos con esa decisión.

Pero como el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, Venezuela volvió a cometer el mismo error en 2015, cuando se eligió al uruguayo Almagro como nuevo Secretario General de la OEA. Venezuela le apoyó, aunque para entonces los críticos ya no contaban con alguien como "el Negro" para intentar hacer frente al desastre que se avecinaba.

Almagro, un "progresista", ex ministro de Asuntos Exteriores con el tan alabado por los "progres" José Mújica, el ex-tupamaro delator de sus antiguos camaradas, fue el defensor de la presencia en Haití de tropas de Uruguay que han causado infinitos daños, incluyendo violaciones (aunque ahora están el proceso de retirada del país, eso sí, dejando en su lugar policías), y ha dejado un Haití incendiado sin remedio. Era ya entonces un personaje siniestro. Sin embargo, Venezuela volvió a apoyar a este candidato con el argumento de que podía "recuperar la credibilidad de la OEA".

Dos años después se ve el resultado, y la conclusión es que o bien no había nadie en Venezuela con la suficiente capacidad de análisis o bien eran muy timoratos para decidirse a dar el paso que ahora han dado, tarde, muy tarde, pero por fin haciendo algo bien.

El Lince

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