martes, 1 de agosto de 2017

¡Ahora!

La votación de la Constituyente en Venezuela tiene que marcar no un antes y un después, sino un ¡ahora! No tengo ninguna confianza en la dirigencia actual, pero sí en el pueblo.

EEUU ha abierto la veda de las sanciones, imponiéndoselas a Maduro y seguirán muchos más, incluyendo a quienes han sido elegidos para la Constituyente. Era previsible y el gobierno venezolano no ha movido un dedo para evitarlas, y no me estoy refiriendo a claudicar sino a actuar por adelantado. 

Por ejemplo, retirando sus capitales de los bancos occidentales para evitar una congelación de los mismos, como ocurrió con Irán y que aún siguen retenidos por EEUU en su gran mayoría pese al acuerdo nuclear. 

Por ejemplo, nacionalizar todas aquellas industrias (sean del tipo que sean) de los instigadores del desabastecimiento alimenticio y de quienes pagan a quienes protestan. 

Por ejemplo, dejando de pagar la deuda externa y utilizar ese montante para surtir de comida y alimentos al país. 

Por ejemplo, amenazar con romper relaciones diplomáticas con todos aquellos países que dan sustento a los golpistas

La hora es ahora, sobre todo porque el pueblo pobre ha demostrado una lealtad absoluta al legado de Chávez, y lo mismo el ejército. No basta con enviar al carajo a EEUU ni a Trump, como ha dicho Maduro, hay que actuar. Actuar con valentía e ir a la lucha con un proyecto y una alternativa clara porque, en caso contrario, significaría la completa derrota de ese legado de Chávez y un golpe del que difícilmente se levantará la izquierda (más menos que más progre) en América Latina.

Ni qué decir tiene que eso lo entiende también EEUU. La cuenta atrás para Venezuela ha comenzado, por lo que solo cabe el paso adelante sin vacilar. Cuando EEUU dio la orden a las familias de sus funcionarios de abandonar el país la reacción debió ser inmediata y no se hizo. Una medida así solo se toma cuando hay algo en mente. Eso no quiere decir que haya invasión o ataque militar, pero sí que se va a dar toda la carta blanca que se desee a los fascistas, esencialmente blancos. 

Sólo un gobierno latinoamericano, a excepción de Cuba, ha entendido que la única forma de avanzar socialmente es romper amarras con instituciones capitalistas como el FMI o el Banco Mundial, entre otras cosas. Ese gobierno ha sido el de Bolivia, al que se puede criticar también pero al que hay que reconocer el paso. Es algo que ya hizo Venezuela en 2007 aunque se quedó ahí y no fue más allá. Ahora tiene esa oportunidad de ir más allá y no la debe volver a desperdiciar porque es ahora o nunca.  

América Latina ha vivido en el filo de la navaja desde siempre, especialmente desde el triunfo de Chávez en 1999. Se ha dicho mucho sobre los gobiernos progresistas, pero yo siempre he mantenido -junto a algunos otros- que lo que ha dominado ha sido el miedo en ellos. No hubo reacción cuando el golpe contra Zelaya en Honduras, ni contra Lugo en Paraguay, ni contra Dilma en Brasil. Se habla, pero no se actúa. Eso es algo que también hizo Chávez, contemporizar con la burguesía cuando lo tenía todo a su favor tras la derrota del golpe de Estado de 2002, y de esos polvos vienen estos lodos.

No soy ningún ingenuo. Chávez se permitió muchas cosas porque los altos precios del petróleo le ayudaron a ejercer su independencia económica. Su postura bolivariana permitió gobernar a algunos progresistas en otros países y resistir, más o menos, las presiones de EEUU. Pero Chávez, con sus altibajos, ya no está y el petróleo ya no genera los ingresos de hace unos años. Hubo la posibilidad de impulsar una industrialización a gran escala y hubo algunos intentos de ello, pero esos gobiernos, incluyendo el de Venezuela, siempre miraron hacia los modelos occidentales y consideraron reformable el capitalismo. Gran error. Ahora Venezuela puede rectificar porque sigue teniendo en sus manos el arma del petróleo y del gas. Eso supone el 90% de las exportaciones de Venezuela y aunque los precios no son los mismos, si no se pagase la deuda externa supondría mantener, y aumentar, los niveles de asistencia social y de la economía del país, cuando menos.

Los pobres, esencialmente mestizos, siguen apoyando al gobierno pese a que no ha realizado prácticamente ninguna reforma estructural y sólo ha ejercido una política asistencial, como las famosas Misiones. Ahora se plantean hacerlo en la Constituyente y se centran también en cuestiones de justicia y economía. Tarde y no sabemos si mal, pero al menos está ahí. Entre los 500 integrantes de la Constituyente hay 173 representantes de los sectores sociales: 5 empresarios, 8 campesinos y pescadores, 5 personas con discapacidad, 24 estudiantes, 79 trabajadores, 24 representantes de las comunas y consejos comunales y 28 pensionistas. Y es a esto a lo que los fascistas y sus patrocinadores tienen miedo. 

Los ricos y la llamada clase media, esencialmente blancos, son cada vez más fascistas. EEUU, que pierde terreno en todo el mundo, parece decidido a no retroceder ni un milímetro en América Latina y la eliminación de Maduro y la destrucción del legado de Chávez son su gran objetivo. EEUU no se va a detener, sus peones tampoco. Venezuela está siendo arrastrada a una prolongada batalla (literalmente) por lo que el momento es ahora.

Es ahora porque Venezuela tiene otras cartas importantes que jugar, como sus relaciones políticas, militares y económicas con Rusia y con China. Ni qué decir tiene que estas relaciones están amenazadas directamente por los fascistas apoyados por EEUU. Rusia ya se ha pronunciado defendiendo la Constituyente y al gobierno venezolano. China no ha dicho aún nada y conociéndoles no es probable que no haga salvo para decir que lo que quiere es mantener su presencia con independencia del gobierno que haya, etc...

La votación ha sido alta, pero también la abstención. Se puede especular sobre qué porcentaje de la misma ha sido técnica, o sea, quienes no van nunca a votar, y la de quienes han seguido el boicot propugnado por los fascistas. Pero si con porcentajes similares de participación se validan elecciones en otra parte, también en Venezuela. 

El gobierno cuenta con el pueblo pobre y el ejército, los fascistas con el frente internacional. Los fascistas no han logrado presentar un movimiento popular, sino claramente de clase media-alta. A la desestabilización le sigue faltando el pueblo, y esa es la gran baza del gobierno. Actuar ahora supondría eliminar definitivamente esa posibilidad del imaginario fascista. 

La Asamblea Constituyente tiene que elaborar la nueva Constitución y luego tendrá que ser refrendada en votación. Ese es el otro gran reto. Aunque ahora la participación ha sido alta, queda un poso importante por esclarecer en cómo ha sido la abstención, como he dicho. El gobierno ha sido incapaz, hasta ahora, de dar solución a los problemas del país y ha mostrado la decadencia del chavismo. Ahora está en las manos del pueblo que ha votado aclarar el proceso.

El Lince

3 comentarios:

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  2. Temo que la dirigencia chavista, comenzando por Maduro, sea totalmente incapaz de entender lo que se le viene encima. La media victoria en la Constituyente los va a enceguecer aún más. Seguirán promulgando leyes y redactando constituciones que nadie acata, ni siquiera ellos mismos. Así van dilapidando las fuerzas y la confianza que la población más humilde de Venezuela les ha entregado durante 18 años... Si la oposición no fuera tan idiota no necesitaría ni golpe de estado para derrotar al chavismo. Le bastaría con seguir haciendo lo que viene haciendo hasta ahora (hostigamiento internacional, sabotaje económico, desabastecimiento, barullo y acoso desenfrenado). Entonces, en las próximas elecciones, el chavismo caería solo y legalmente, por culpa de la incapacidad de sus dirigentes, la parálisis de su organización política y las contradicciones profundas y absurdas que minan sus filas (corrupción, burocracia, ineficiencia, oportunismo). La actualidad venezolana es muy parecida a la de Chile en los años 1972 y 1973: Un presidente y un gobierno de izquierda aferrados a la legalidad burguesa, clases humildes confiadas y una derecha avasallante y dispuesta a todo. La gran diferencia es que Allende no tenía ejército y el chavismo tiene una parte importante de las Fuerzas Armadas a su favor. A mi juicio Venezuela está condenada y lo que se aproxima es una masacre... ayer sólo se logró prolongar un poco la agonía.

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  3. No aprendemos no se puede hace una revolucion a medias, Venezuela tiene que convertirse en otra Cuba y hacer Historia, el socialismo, es solo maquillaje capitalista, socialismo con bases comunistas es lo unico que puede funcionar, ademas la coyuntura geopolitica lo reclama. Me temo que necesitamos a Chavez, porque no se retiraron fondos, porque no se lleva una politica de anticipacion.. todo me lleva a pensar que estos dirigentes no leen, son torpes, quizas me equivoque, pero lo que esta claro es que no son BRILLANTES, y para esto se necesita a un Chavez, un Bolivar, un Artigas, un Putin...vamos Venezuela, es la lucha de todos.

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