lunes, 13 de octubre de 2014

Solidez militar, debilidad política y postura rusa en el Donbás

O tercera aproximación a los movimientos internos en el Donbás (ver la primera aquí y la segunda aquí). Esta vez me voy a extender. Ha transcurrido un mes desde la firma del acuerdo de alto el fuego y hay que hacer un primer balance que se puede resumir en el título que he puesto: solidez militar y debilidad política. Sin olvidar la postura de Rusia en todo el asunto, crucial pese a que a algunos no les guste y despotriquen con acusaciones de “traición” a Nueva Rusia y epítetos semejantes. Y voy a dejar al margen los movimientos en la junta neonazi de Kiev porque les abordaré en otra ocasión, para finales de mes.

Veo desánimo -y un cierto simplismo, todo hay que decirlo- en mucha gente que se ha venido solidarizando con la lucha antifascista en el Donbás porque entienden que se ha abandonado, y presionado, a las milicias en unos momentos en los que iban ganando terreno militar y se las ha forzado a un alto el fuego. Sí, pero no.

Es cierto que hay un gran malestar entre los milicianos por el acuerdo de alto el fuego y que desde el mismo momento de su firma se están produciendo movimientos estratégicos, civiles y ahora también militares, que van a definir el futuro del Donbás. Pero también es cierto que los civiles, es decir, la población que no combate, estaba reclamando un cese de los bombardeos, sobre todo en Luganks, y eso sólo era posible con un acuerdo de alto el fuego. Vamos con los hechos.

En primer lugar, hay que decir que la reacción a la firma del alto el fuego fue inmediata. El 7 de septiembre, dos días después de la firma del acuerdo de alto el fuego, el Consejo Supremo de la República Popular de Donetsk emitió una nota en la que situaba la firma del acuerdo dentro de la declaración de soberanía, es decir, afirmando que se había hecho en el marco de dos estados. Como os dije en la segunda valoración, nada de eso aparece en la declaración de alto el fuego, que es objetivamente favorable a Kiev. Ahora vuelve a ocurrir lo mismo cuando Zajarchenko, que es el primer ministro o presidente del Consejo de Ministros, como prefiráis, vuelve a firmar un acuerdo de delimitación de territorios con la junta de Kiev. Para el Consejo Supremo no se puede firmar nada que no sean los límites de todo Donetsk, no sólo de la parte que ahora controlan las milicias. Esto también sigue siendo favorable a Kiev aunque si se ha firmado como República Popular de Donetsk ya supone un reconocimiento de hecho. Por eso circuló la noticia de la renuncia de Zajarchenko, como en un intento de zanjar el tema diciendo “o yo o el caos”, o que se ponga otro pero ya veremos, etc.

Esto no es más que una muestra, otra más, de cómo están las cosas en el ámbito político. La situación es lo más parecido al caos y me quedo corto. Zajarchenko está claramente preparando el terreno para las elecciones del 2 de noviembre y está cimentando su poder. El problema es que Zajarchenko no es sólo un civil y primer ministro, es que cuenta con un batallón de milicianos que le es fiel: el Batallón Oplot, uno de los primeros en formarse y defender Donetsk de la agresión fascista aunque vinculado al oligarca Rinat Ajmetov. Por cierto, cuando el Consejo Supremo votó la candidatura de Zajarchenko, tras parar Strelkov el primer intento de claudicación al retirarse sorpresivamente de Slavianks y renunciar Borodai al cargo de primer ministro a primeros de agosto, contó con el apoyo de 50 diputados, 6 se abstuvieron y sólo uno votó en contra. No he podido saber quiénes se abstuvieron y quién votó en contra, pero sería interesante y muy definitorio.

Ajmetov es un alto cargo del Partido de las Regiones del ex presidente Yanukovich y propietario, entre otras cosas, del club de fútbol Shaktar Donetsk. Y la República Popular de Donetsk no ha nacionalizado ni una sola empresa de Ajmetov, que controla la práctica totalidad de las minas de Donetsk, aunque está recogido en el artículo 4 de su Constitución que “el aire, el agua, el suelo y el subsuelo son propiedad del Estado, así como otros recursos naturales”. Que yo sepa, las minas entran en este artículo. Pero no se ha hecho. El Batallón Oplot custodió en los primeros días la residencia de Ajmetov, lo que tendría que estar en la mente de muchos solidarios a la hora de realizar sus análisis, algo que hacen en más ocasiones de las debidas con el corazón y no con la cabeza. Las cosas son algo más complicadas que el negro y el blanco, y para ello hay que analizar, investigar y luego sacar conclusiones aunque tal vez se constate que no son de nuestro agrado. O que haya que ir a movimientos tácticos, que no estratégicos. La historia está llena de casos de este tipo.

Un ejemplo, el viernes se celebró el 60 aniversario de la liberación de Hanoi por el Viet Minh. Imaginemos a Ho Chi Minh hablando de traición respecto a los chinos cuando éstos le surtieron de viejos cañones con los que, por cierto, logró derrotar a los colonialistas franceses en Dien Bien Phu. Pero fueron los vietnamitas quienes lo hicieron, no los chinos. Pues en el Donbás lo mismo. Ho Chi Minh dijo que cualquier ayuda era bienvenida, e incluso aceptó que unos cuantos asesores estadounidenses entrenaran a los guerrilleros en los inicios del movimiento porque en esos momentos a EEUU le interesaba debilitar el poder colonial francés en Indochina aunque luego, viendo el curso de la guerra, apoyó y surtió de material bélico al ejército francés intentando evitar la caída de Dien Bien Phu. ¿Ho Chi Minh fue un traidor por eso? Eso es historia, y hay que estudiarla. Ho Chi Minh lo que hizo fue algo muy leninista: aprovecharse y agudizar las contradicciones interimperialistas.

Sigo con el Donbás y hablaba de Ajmetov, que al mismo tiempo que tiene esos intereses en Donetsk tiene vínculos económicos con Moscú por lo que no es descartable que sea una de las bazas que está jugando el Kremlin para controlar los movimientos en el Donbás. Ahora bien, para mí no está claro con qué sector del Kremlin tiene esos vínculos, si con el sector euroatlántico (que representa Medvedev) o con el euroasiático (cuya cabeza es Putin). La diferencia entre uno y otro sector es esencial y hay una lucha cada vez menos sorda entre ambos aunque, por el momento, es Putin quien se lleva el gato al agua porque va ganando por goleada. Por cierto, esta es la baza que está jugando EEUU, reforzar a los euroatlánticos y debilitar a los euroasiáticos con las sanciones.

Para todo el personal que se solidariza con el Donbás daré un dato de geopolítica que no gusta (ya lo dijo el escocés Patrick Geddes hace casi cien años, "piensa globalmente, actúa localmente"), pero que es crucial para entender lo que ocurre a nivel local: el sábado se dio carta definitiva al acuerdo gasístico entre Rusia y China firmado el 21 de mayo. Es decir, aunque sigue siendo importante, poco importa ya cómo quede el conflicto del gas con Ucrania y con la Unión Europea. Desde el sábado, es ya un comercio secundario para Rusia aunque, claro está, el acuerdo con China no será plenamente operativo, es decir, de surtir a los chinos de una inmensa cantidad de gas, hasta 2017 que es cuando el oleoducto que se está construyendo entre los dos países estará plenamente operativo. 

Pero no fue un paso único: China respondió de dos maneras: la primera, anunciando que va a aumentar su intercambio comercial con Rusia en sus respectivas monedas, renmimbi y rublo. Es decir, adiós al dólar. La segunda, abriendo sede en Moscú de su Banco Nacional Agrícola, el octavo banco a nivel mundial en cuanto a volumen de negocio y reservas. Luego la Unión Europea tiene mucho más difícil a partir de ahora recuperar el terreno agrícola que ha perdido con las contrasanciones impuestas por Rusia. Estos movimientos geoestratégicos tienen mucho que ver con lo que está pasando en Ucrania y en el Donbás, y hay que tenerlo en cuenta. Obviarlos equivale a mirar al dedo cuando lo que señala es el sol.

Pero en línea con este movimiento del gas ruso-chino, desde Luganks se anunció que está listo un oleoducto de emergencia construido desde Rusia para surtir de gas al Donbás este invierno. Lógicamente, no a todo el Donbás, sino a algunas áreas y de forma especial a Luganks. Pero este movimiento es crucial para paliar el duro invierno puesto que el Donbás está prácticamente destruido: la ONU, por la que no siento la menor simpatía, está reconociendo, con cuentagotas, las atrocidades cometidas por la junta neonazi de Kiev y dice que se ha destruido el 85% de la infraestructura civil de Luganks y el 55% de la de Donetsk. En estas condiciones, el invierno va a ser muy duro, se quiera o no y aunque no se vea así desde nuestras cómodas casas.

Claro que el movimiento ruso no es altruista. Al mismo tiempo que surte de gas al Donbás cierra la entrega de material militar a las milicias. O, como dicen en Moscú, “suspende temporalmente” porque se reactivará de inmediato si hay una agresión de la junta neonazi de Kiev. Esta es la razón por la que las milicias están recuperando todo el material que pueden de lo dejado, abandonado, destruido a los soldados de Kiev. Todo lo que es mínimamente aprovechable, lo aprovechan. No es la primera vez: en los primeros días de la ofensiva neonazi las milicias combatieron con tanques soviéticos de la II Guerra Mundial, algunos de ellos sacados literalmente de las exposiciones y bajados de sus pedestales. Aquí tenéis uno de esos viejos tanques, con la estrella soviética, que combatió en Constantinovka y ahora ha sido devuelto a su lugar.



La falta de equipo militar es suplida con una gran afluencia de voluntarios, de todo tipo, pelaje y condición. Este vídeo es, simplemente, conmovedor y buena muestra del tipo de gente que está combatiendo en el Donbás. No tiene nada que ver con los fascistas de Kiev, como veréis. Es una simple entrevista, pero totalmente esclarecedora de las razones de una combatiente, de su vida, de sus sentimientos y de sus anhelos. Está subtitulado en inglés y la pongo porque hay muchos lectores de estos análisis que son de EEUU y Canadá. Así son los hombres y mujeres que combaten en el Donbás. Os dejo también el vídeo en castellano, agradeciendo a los traductores su labor: pinchad en https://www.youtube.com/watch?v=T6Cu5uukrRw



Entre estos voluntarios están los ortodoxos, como es al parecer esta miliciana del vídeo. Cuentan con uno de los batallones más nutridos, se supone que se acercan a los 4.000 combatientes y su jefe indiscutible es Igor Strelkov. Son el Ejército Ortodoxo Ruso y combaten tanto en Donestsk como en Luganks. Y al igual que los internacionalistas europeos que han ido a combatir con los antifascistas se han incorporado al Batallón Vostok, los rusos internacionalistas que han ido a combatir se han integrado en este batallón ortodoxo. Se calcula que al menos 350 rusos están en este batallón. Fijaos en los emblemas de los milicianos, os darán una pista importante de su ideología aunque todos tienen el mismo común denominador: el antifascismo. Este es el emblema del EOR.



Un dato que hay que tener en cuenta: tanto el Batallón Oplot de Zajarchenko como el Ejército Ortodoxo Ruso luchan por lo mismo: consideran que el Donbás es una parte de Rusia y buscan la integración en Rusia. La integración, no la independencia. No obstante, ahora están distanciados porque las acusaciones de Strelkov a Zajarchenko y otros dirigentes, de traición y similares, les llevan por caminos diferentes aunque el objetivo sigue siendo el mismo: la integración en Rusia. Ha habido informaciones contradictorias sobre el posible cese o dimisión de Zajarchenko, como os he dicho antes, y no tengo claro si fue o no verdad o si fue una simple amenaza. Lo cierto es que sigue. Al mismo tiempo, estoy seguro que ni unos ni otros van a desafiar a Moscú.

Y otro dato a tener en cuenta: en la demarcación de las líneas de cada cual que se ha realizado en Minsk han participado oficiales rusos del Estado Mayor junto a los ucranianos y la OSCE. Por lo tanto, las críticas de “traición” no está claro si se realizan a nivel interno, del Donbás, o también a nivel externo, a Moscú. Mi punto de vista es que van dirigidas a nivel interno y, en concreto, a Zajarchenko y lo que representa. También tengo claro lo que he venido manteniendo desde hace tiempo: Rusia tiene decidido reconocer a Nueva Rusia si la situación se vuelve insostenible, como ocurrió cuando en 2008 entró en guerra con Georgia por Osetia del Sur y Abjasia. Hay que recordar que estos países pidieron la adhesión a Rusia en 1992 tras una votación popular masiva, pero no fue hasta la guerra de 2008, iniciada por Georgia, cuando Rusia se implicó directamente. No obstante, hay un dato que es definitivo: el presidente era entonces Medvedev (representante del sector euroatlántico del Kremlin) y llegó a un acuerdo con la UE que conllevaba la retirada de cada cual a las posiciones de antes de la guerra.

Eso no va a pasar ahora. El Donbás se ha ganado sobre el terreno el derecho a construir su futuro, le guste o no a Rusia y al resto del mundo. Y Rusia no va a dejar desamparada a la población de identidad, cultura y religión rusa aunque retrase hasta donde le sea posible una intervención. Entre otras cosas, porque el nivel de destrucción es tan grande que va a dejar que sean los valedores de la junta neonazi de Kiev quienes paguen por su reconstrucción. El Donbás, o Nueva Rusia, como se quiera –yo prefiero la primera denominación- va a seguir formalmente siendo parte de Ucrania pero no se sabe por cuánto tiempo. Y todo por una razón: ahora ya es lo suficientemente fuerte, y las filas de las milicias están tan nutridas que pueden hacer retroceder de nuevo otra ofensiva nazi. Y en caso que sean desbordadas, Rusia intervendrá. Como en Osetia del Sur.

Tal y como yo lo veo, hay fortaleza militar y una absoluta debilidad política, tirando cada uno por su lado y sirviendo cada uno a unos intereses. Algún movimiento, como el de Alexei Mozgovoi (comandante del Batallón Prizrak), plantea dar un puñetazo encima de la mesa y tomar el control político quien puede tomarlo: los militares, puesto que son fuertes y han dado el paso –aún no tengo claro con qué apoyos- de crear un Consejo Militar Supremo que pondría bajo un solo mando a todas las milicias.

Aquí hay que hablar del Ejército del Sur-Este, con mucho la mayor fuerza de las milicias con unos 6.000 combatientes pertenecientes al Batallón Prizrak (Fantasma), al Batallón Earya (Amanecer) –dirigido, por cierto, por Igor Plotniski, presidente del Consejo de Ministros de Luganks o primer ministro, como queráis-, a la División Prapor (integrada por cosacos), al Batallón Goblin, al Batallón Ablist (Agosto), al Batallón Rus (compuesto en su mayoría por mujeres, aunque están en la retaguardia), al Grupo de Respuesta Rápida Batman y a un Equipo S que no he podido averiguar qué es. Este abigarrado conjunto de milicias fue surtido de material en los primeros momentos de la guerra por el ultra-nacionalista ruso Zhirinovski, presidente del Partido Liberal Democrático, aunque a pequeña escala. Esto no quiere decir nada, también el Partido Comunista de la Federación Rusa ha enviado material de todo tipo a las milicias. Pero lo reseño porque hay que hacerlo en aras de eliminar el simplismo del que os hablaba y que veo en algunos.

No tengo claro si la iniciativa de Mozgovoi cuenta con el apoyo del resto de integrantes del Ejército Sur-Este o no, y creo que será difícil que al menos el Batallón Earya de Plotniski se integre en la misma.

Pero hay un batallón que para mí es el paradigma de todos ellos: el Batallón Kalmius (el Kalmius es un río de Donetsk) compuesto exclusivamente por mineros y al que todo el mundo considera un “batallón de choque”, tanto a nivel externo (la guerra) como a nivel interno (fueron los primeros que iniciaron el combate contra la delincuencia en el Donbás). El Batallón Kalmius ha sido crucial para envolver y destruir unidades enteras de la junta neonazi como ocurrió en Shartarsk, centro administrativo minero de Donetsk y objetivo central de la ofensiva relámpago de la junta en los primeros momentos de la guerra. El Kalmius no sólo resistió, sino que provocó tal número de bajas a los agresores (murieron 21 paracaidistas y otros 11 desaparecieron, desconociéndose el número de heridos) que se paró una ofensiva que tenía como objetivo dividir en dos el Donbás. La batalla en esta ciudad duró desde el 27 al 31 de julio y fue aquí donde la junta sufrió su primera derrota de importancia. Hay que decir que el Kalmius contó al final con el apoyo del Batallón Oplot de Zajarchenko y del Ejército Ortodoxo Ruso de Strelkov, por lo que los lazos con ambos son fuertes. La posición que adopte el Kalmius será, a mi juicio, crucial en la apuesta de Mogzovoi. Este es su emblema.



Esta es la situación en estos momentos y todo es posible, aunque no creo que haya movimientos ni por una parte (los nazis de Kiev) ni por otra (las milicias) hasta que se aclare un poco la situación y ello tendrá lugar tanto en las elecciones del 26 de octubre (en lo que atañe a la junta neonazi) y del 2 de noviembre en lo que atañe al Donbás. Por cierto, en Donestk ya son 15 los partidos y movimientos políticos que han anunciado su presencia electoral. Y un dato que acabo de conocer: en Donestk se ha aprobado un decreto por el que los bancos de esta república popular quedan conectados al sistema bancario de Rusia. Eso, entre otras cosas, va a facilitar el pago de pensiones y salarios.

Puede que me equivoque, por supuesto, pero mi experiencia me indica que este diseño de la situación se parece mucho a la realidad.

Mientras esperamos acontecimientos, aquí os dejo con un excelente vídeo de Los Lobos de la Noche, un grupo político-cultural ruso que comenzó siendo un grupo de motoristas en la URSS en la década de 1980. Se grabó en Sebastopol a principios de este mes. Por favor, que alguien lo traduzca, mi ruso no llega a tanto.



P.D.- Acabo de recibir una noticia: el gobernador popular de Donestk, Paul Gubarev, ha sido herido de gravedad en un atentado.



El Lince

1 comentario:

  1. "Rusia tiene decidido reconocer a Nueva Rusia si la situación se vuelve insostenible, como ocurrió cuando en 2008 entró en guerra con Georgia por Osetia del Sur y Abjasia. Hay que recordar que estos países pidieron la adhesión a Rusia en 1992 tras una votación popular masiva, pero no fue hasta la guerra de 2008, iniciada por Georgia, cuando Rusia se implicó directamente."

    Bueno, en realidad Rusia estaba implicada directamente en Osetia desde 1992, ya que medió en los acuerdos de armisticio y desplegó una fuerza de paz bajo mandato de la ONU. Lo que en 2008 hizo el dictador georgiano y su ejército armado y entrenado por EEUU, fue atacar a los cascos azules rusos. Por eso, la intervención rusa fue automática y aunque Occidente ladrara, se tuvieron que callar en seguida, porque su sicario georgiano había atacado a fuerzas de la ONU.

    Tampoco es exacto que Medvedev firmara un acuerdo que "conllevaba la retirada de cada cual a las posiciones de antes de la guerra". Como consecuencia de la agresión georgiana de 2008, tanto los abjasios como los osetios recuperaron el control de los últimos territorios de ambas repúblicas que permanecían bajo control de Georgia desde 1992-93. Y Rusia reconoció la independencia formal de ambas regiones, lo cual fue un movimiento importante ya que para operar en la zona, Rusia ya no tiene que pedir permiso a la ONU, si no solo a los osetios y abjasios.

    La afirmación de que en el Kremlin exista un "sector euroatlántico" representado por Medvedev y un "sector euroasiático" de Putin, poniendo en duda que Medvedev sea algo mas que un brazo de madera de Putin, también es bastante discutible. Pero eso daría para un debate muy largo y que escapa al tema.

    Por lo demás, buen artículo.

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