El discurso sobre los refugiados sigue fluyendo sin que
nadie aparente conocer el origen del manantial. Bueno, ya tenemos el mensaje que
se esperaba: países reclamando en la ONU que se ejerza en Siria el “derecho a
proteger”. Desde el 8 de septiembre se está celebrando la Asamblea General que tiene lugar todos los años
y ya han salido con la cantinela. ¿Quién? Pues Francia. Normal, fue de este país
de donde salió el famoso “derecho de injerencia” que es el antecedente del “derecho
a proteger”. Es lo mismo, pero con un nombre más suave y asumible por la gente bien-pensante y los progres.
Por supuesto, no lo busquéis a la hora de hablar de los
palestinos, a los que nadie se plantea proteger, pero sí sale ahora,
convenientemente, con los refugiados sirios. Ahí tenemos a Gran Bretaña
hablando de forma clara de atacar –violando el derecho internacional y la
propia carta de la ONU cuando habla del “no uso o amenaza de la fuerza” en las
Relaciones internacionales. La campaña de los medios de propaganda ya está en marcha con el mismo mensaje: bombardear Siria. ¿Y qué veis a la izquierda? la imagen del niño ahogado. La manipulación del tema es más que evidente.
Y ahí tenemos a la propia ONU hablando de “elementos
armados no estatales” al referirse a la pléyade de grupos que actúan el Siria a
las órdenes de diversos patrocinadores, entre ellos EEUU y la UE. Una
denominación que no usa, por ejemplo, con el PKK kurdo. O con los hutíes de
Yemen, sin ir más lejos. En Yemen hay una situación social peor que en Siria y
nadie se rasga las vestiduras por ello. Aquí son Arabia Saudita y sus aliados,
con el beneplácito de EEUU y la UE, quienes están provocando el desastre sin
que haya el menor comentario. Los yemeníes no han salido a buscar refugio en
Europa y son invisibles.
La ONU aplicó el silencio primero y justificó después la
agresión occidental en Libia con el “derecho a proteger” a la población libia
del gobierno de Gadafi y ahora, cuando el caos de Libia es la consecuencia directa
de ello, está retrasando el reconocimiento de un informe de sus propios
funcionarios en el que se dice que “se están viendo las consecuencias de la aplicación
incorrecta de la responsabilidad de proteger”. Es de suponer que haya alguna
mente lúcida en la ONU y se evite que se vuelva a repetir al historia de Libia.
Rusia y China han aprendido de Libia –se abstuvieron- y no van a repetir el
mismo error. A Arabia Saudita no le interesa porque sentaría precedente muy
peligroso para su aventura en Yemen. Por eso no es probable que salga adelante,
pero el que se hayan atrevido a plantearlo indica qué es lo que hay detrás de
la “crisis de los refugiados”.
Al mismo tiempo, y pese al interés de los empresarios
alemanes en la entrada masiva de refugiados, comienza a dividirse el
establecimiento político y cada vez hay más voces para restringir la entrada,
con o sin papeles. Alemania ha reconocido que necesita 1’5 millones de
trabajadores nuevos en los próximos años. ¿Quién lo ha dicho? Pues Martin
Wansleben, director gerente de la Cámara de Industria y Comercio Alemana y
apela a la “tarea conjunta” de “la política, la iglesia, los sindicatos y los
jugadores económicos (sic) para afrontar el debate juntos”.
He aquí otro excelente artículo sobre el asunto, donde se
ahonda en el interés de los empresarios alemanes en el tema. Está sacado de http://www.voltairenet.org/article188619.html y he quitado las fotos que ilustran el artículo aunque he mantenido los gráficos..
La falsa «crisis de
los refugiados»
por Thierry Meyssan, La Republica (España)
Mientras la
prensa europea pulsa la cuerda emotiva difuendiendo fotos de un niño
ahogado y publicando reportajes sobre las multitudes que cruzan a pie los
países de los Balcanes, Thierry Meyssan muestra que se trata de imágenes
fabricadas. Son imágenes que favorecen los intereses del patrón de
patrones alemán, Ulrich Grillo, y de la OTAN, pero que
no reflejan el fenómeno en su conjunto y empujan a los ciudadanos europeos
hacia respuestas que no resuelven el verdadero drama.
RED VOLTAIRE | DAMASCO (SIRIA)
Una ola de emoción cayó brutalmente esta semana sobre los
pueblos que viven en los países de la OTAN. Y bruscamente tomaron conciencia
del drama de los refugiados que tratan de cruzar el Mediterráneo,
tragedia que dura desde hace años, ante la permanente indiferencia de la
opinión pública europea.
El cambio se debe a la publicación de una fotografía que muestra
al público el cuerpo de un niño ahogado, depositado por las olas en
una playa turca. Poco importa que esa imagen sea una grosera
escenificación: los cuerpos devueltos por el mar quedan en posición
paralela a las olas, nunca perpendicularmente a ellas. Poco importa
también que en menos de 2 días casi todos los diarios de los
países de la OTAN hayan publicado instantáneamente la misma imagen en primera plana.
Ya se sabe lo libre y pluralista que es la prensa occidental.
Trabajando en el mismo sentido, las televisiones multiplicaron
en estos días los reportajes sobre el éxodo de miles de sirios, a pie,
a través de los países balcánicos. Particular atención prestaron al paso
de esas personas a través de Hungría, país que comenzó construyendo una
inútil valla de alambre de espino antes de tomar, una tras otra, toda una serie
de decisiones contradictorias que dieron a las televisiones la posibilidad
de filmar repetidamente la multitud de migrantes caminando a lo largo
de las vías férreas y tomando los trenes por asalto.
«En reacción» ante la conmoción que habían suscitado en
sus conciudadanos, los dirigentes europeos, «sorprendidos» y
contritos, ahora discuten acaloradamente sobre la manera de socorrer a
estos refugiados. Antonio Guterres, ex presidente de la Internacional
Socialista y actual Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados,
intervino en el debate entre estos dirigentes preconizando «la participación
obligatoria de todos los Estados miembros de la Unión Europea». Y
agrega que: «Según estimados preliminares, los países europeos tienen una
necesidad potencial de aumentar las oportunidades de reinstalación en
200 000 plazas.»
¿Cuál es realmente el problema? ¿Quién está explotándolo y con
qué objetivo?
Los refugiados del Mediterráneo
Desde el inicio de
la «primavera árabe», en 2011, el número de personas que trata
de cruzar el Mediterráneo y de entrar en la Unión Europea ha
aumentado considerablemente, sobrepasando incluso el doble de cifras
anteriores, y se elevó en 2014 a 626 000 personas.
Proporción de hombres
entre los migrantes que entraron a la Unión Europea en 2014.
Fuente:
Eurostat
Sin embargo, contrariamente a la idea generalizada, no se trata de una oleada de migrantes nunca vista e imposible de asimilar. En 1992, aunque la Unión Europea se componía entonces de sólo 15 de los 28 Estados que actualmente la integran, estaba recibiendo proporcionalmente más migrantes que en este momento: 672 000 por 380 millones de habitantes. Existe, por lo tanto, un considerable margen antes de que los migrantes lleguen a desestabilizar la economía de la Unión Europea, que hoy cuenta 508 millones de habitantes.
Más de 2 tercios de esos migrantes son hombres de entre 18 y 34 años, según sus propias declaraciones. Así que, por lo general, no se trata de familias.
Contrariamente a la idea que están divulgando los medios
de prensa, menos de un tercio son refugiados provenientes de zonas de
guerra. Sólo un 20% son sirios, un 7% son afganos y un 3% son iraquíes.
O sea, los otros 2 tercios no provienen de países en guerra
y son principalmente migrantes por razones económicas.
En otras palabras, el fenómeno de las migraciones está sólo
marginalmente vinculado a la «primavera árabe» y las guerras.
Los pobres están abandonando sus países para probar suerte en los
países ricos, en total correspondencia con el orden postcolonial y con la
lógica de la globalización. Este fenómeno, después de haber disminuido
desde 1992 y hasta 2006, se ha reactivado y ahora va en aumento. Pero
lo cierto es que actualmente equivale a un 0,12% anual de la
población europea, o sea –manejado correctamente– no representa a
corto plazo ningún peligro para la Unión Europea.
¿Son los migrantes un problema?
Este flujo de
migrantes despierta inquietud en los pueblos europeos. Pero los grandes
empresarios alemanes lo acogen con regocijo. En diciembre de 2014, el
«patrón de patrones» alemán, Ulrich Grillo, escondía hipócritamente sus
intereses tras una fachada de buena voluntad al declarar a la agencia DPA:
«Somos desde hace mucho un país de inmigración y debemos seguir siéndolo».
Y agregaba que «como país próspero y también por amor cristiano
al prójimo, nuestro país debería permitirse a sí mismo acoger más
refugiados». También afirmaba: «Yo me distancio muy claramente de
los neonazis y de los racistas que se reúnen en Dresde y en otros
lugares». Y, con un poco más de seriedad, «Debido a nuestra evolución
demográfica, garantizamos el crecimiento y la prosperidad con la inmigración» [1].
Este discurso retoma exactamente los mismos argumentos que
presentaban los empresarios franceses en los años 1970. Otro elemento a tener
en cuenta es que hoy en día la población europea dispone de cierto nivel
de educación y de calificación, algo de lo que carece la gran mayoría de los
migrantes, que estarán por consiguiente más dispuestos a aceptar ciertos
tipos de empleos que los europeos rechazan. Progresivamente, la llegada de
mano de obra no calificada y dispuesta a aceptar condiciones de vida
inferiores a las de los europeos suscitó en el pasado tensiones en el mercado
laboral. El empresariado francés favoreció entonces la llamada «reunificación
familiar». La ley de 1976, la interpretación que de ella hizo el
Consejo de Estado en 1977 y la jurisprudencia de la Corte Europea de
Derechos Humanos desestabilizaron ampliamente la sociedad. El mismo
fenómeno puede observarse en Alemania desde que se adoptaron
disposiciones similares a aquellas con la inclusión, en 2007, de la reunificación
familiar en la legislación alemana sobre la inmigración.
Contrariamente a otra idea generalizada, los migrantes
económicos no plantean un problema de identidad para Europa, pero
su ausencia sí constituye un problema para sus países de origen. Y también
plantean un problema social en Alemania, donde –debido a la política
estimulada por Ulrich Grillo– la clase obrera ya está siendo víctima de
una feroz explotación.
En todos los demás países donde se han aplicado ese tipo de
políticas, no son los migrantes económicos los que han representado
un problema sino la posterior reunificación familiar.
¿Quién fabrica la imagen actual de «crisis de los refugiados»?
Desde el inicio
del año 2015, el cruce ilegal de la frontera de Turquía hacia a Hungría,
que costaba 10 000 dólares, bajó a 2 000 dólares por persona.
Hay ciertamente traficantes de personas que son verdaderos esclavistas, pero
también hay gente que ayuda a los migrantes en el cruce de las fronteras
simplemente porque quieren ayudar a personas en dificultad. En todo
caso, cabe preguntarse ¿quién paga la diferencia?
Por otro lado, al principio de la guerra contra Siria, Qatar
imprimía pasaportes sirios falsos y los entregaba a los yihadistas de
al-Qaeda para que pudieran convencer a los periodistas de la prensa atlantista
de que eran «rebeldes sirios» y no mercenarios extranjeros. Pero
actualmente, algunos traficantes de personas están entregando pasaportes sirios
falsos a migrantes de otras nacionalidades. Y los migrantes
los aceptan pensando, acertadamente, que esos pasaportes falsos han de
facilitarles la entrada en la Unión Europea. En efecto, como los
Estados miembros de la Unión Europea han cerrado sus embajadas en Siria
–con excepción de la República Checa y Rumania– ahora no tienen cómo
verificar la autenticidad de esos pasaportes.
Hace 6 meses, yo expresaba mi sorpresa ante la ceguera de los
dirigentes de la Unión Europea, señalando que no percibían la voluntad de
Estados Unidos de debilitar a sus países, incluso mediante la «crisis
de los refugiados» [2]. El mes
pasado, la publicación Info Direkt señalaba que, según los servicios de
inteligencia de Austria, el éxodo de refugiados sirios hacia Europa estaba
siendo orquestado por Estados Unidos [3]. Es una imputación
que está por verificar, pero también constituye una hipótesis sólida.
En todo caso, todos estos acontecimientos y manipulaciones
carecerían de gravedad si los Estados miembros de la Unión Europea pusieran fin
a la reunificación familiar. El único verdadero problema no sería
entonces la entrada de los migrantes sino la tragedia de los que mueren en el
intento, tratando de cruzar el Mediterráneo, precisamente la única
realidad que no moviliza a ningún dirigente europeo.
¿Qué trama la OTAN?
La OTAN, o sea el
brazo armado internacional de Estados Unidos, no ha reaccionado.
Pero, según sus nuevas misiones, la alianza atlántica se reserva la
posibilidad de intervenir militarmente ante los grandes flujos migratorios.
Sabiendo que sólo la OTAN dispone de la capacidad de “incrustar”
una información tendenciosa o simplemente falsa en la primera plana de todos
los diarios de sus países miembros, es altamente probable que ese bloque
militar esté organizando la actual campaña. Además, el hecho que esa
campaña esté presentando a todos los migrantes como refugiados que huyen de las
zonas de guerra y la insistencia sobre el origen supuestamente sirio de todos
estos migrantes hacen pensar que la OTAN está preparando una acción pública
relacionada con la guerra que secretamente dirige contra Siria.
[1] «Allemagne: le patronat veut plus de réfugiés» [En español, “Alemania: los patrones quieren más refugiados”], AFP, 23 de diciembre de 2014.
[2] «La
miopía de la Unión Europea ante la estrategia militar de Estados Unidos»,
por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
27 de abril de 2015.
[3] “Insider: Die USA bezahlen die
Schlepper nach Europa!”, Info
Direkt, 5 de agosto de 2015. «Acusan
a Estados Unidos de financiar el éxodo de refugiados hacia Europa», Red Voltaire, 13 août 2015.
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