Ahora el gobierno argentino ha decidido sacar un billete de 100 pesos para que la historia y la gesta de estas mujeres esté siempre presente en la sociedad argentina. No voy a entrar aquí en si es una decisión oportunista o no, simplemente la reflejo aunque he leído que será de edición limitada y que coexistirá con los otros billetes de 100 pesos que ya están en circulación. Y recuerdo que, con billete o sin él, aún siguen luchando por la justicia con sus hijos y nietos.
Tampoco voy a entrar en sus divisiones a finales de los años 80 del siglo pasado producto, como siempre, de diferencias ideológicas que llevaron a que un sector aceptase la política de Raúl Alfonsín de indemnizaciones económicas y el reconocimiento de la figura del detenido-desaparecido cuando lo que el grueso de las madres reclamaban era la aparición con vida de sus hijos. Pero hay que ser muy mezquino para quemar la efigie de Hebe de Bonafini, una de las emblemáticas Madres de la Plaza de Mayo, una de las incorruptibles, con acusaciones de traición y similares amparándose en siglas pretendidamente obreras y trabajadoras, como ocurrió el pasado día 24.
Las Madres de la Plaza de Mayo ya son inmortales. Se enmarcan en la historia, también de la literatura, como La Madre de Gorki o la Madre Coraje de Brecht. Casi todas están cercanas a los 80 años y son la llama viva de la memoria. Han dado vida permanente a sus hijos y han logrado que gran parte de los represores estén entre rejas. No las han podido destruir.
El Lince
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