El PT brasileño acaba de terminar su V Congreso. Como era previsible, cerrando filas en la figura de Dilma Rousseff y sus políticas. De forma especial, se avala el viraje económico que ha llevado a lo que eufemísticamente se denomina "recortes" y que no es otra cosa que privatización y expolio de lo público en beneficio de lo privado. Y aquí ha salido Emir Sader, el látigo de los europeos "neocoloniales" que se (nos) atreven (mos) a criticar a los gobiernos latinoamericanos considerados "progresistas". Emir habla del congreso del PT como la luz pasa a través del cristal: sin tocarlo ni mancharlo.
Emir es consciente de lo que está haciendo el PT y se aferra a la idea de que es lo único que se puede hacer sin tener en cuenta el cómo y el por qué. Para el por qué se refugia en una ley electoral obsoleta... que el PT ha mantenido durante los años que lleva en el gobierno. Para el por qué se refugia en el papel de los medios de propaganda, antes llamados de comunicación, que son, como en todas partes, la verdadera oposición a los gobiernos que van de progres. En el Estado español-España hay nuevos alcaldes, algunas candidaturas ciudadanas gobiernan los principales ayuntamientos y ya comienzan las críticas y las campañas de amedrentamiento. Y cederán algunos, seguro.
Eso lo entendió muy bien Hugo Chávez, pero no pudo lograr la construcción de una cadena verdaderamente popular y nacional pese a todos los intentos. Y cuando lo hizo, colocó a su frente a gente que tenía en la cabeza el modelo de la CNN en vez de ir más allá o rechazarlo, simplemente. Hubo una época, por el 2005-2006, en que el director de Telesur llegó a decir que no quería que los informativos estuviesen llenos de noticias de indígenas. Telesur ha cambiado algo desde entonces, pero no tanto. Lo mismo se puede decir en el Estado español cuando un reputado dirigente de la izquierda me dijo, ante la sugerencia que se creasen televisiones locales en los barrios donde su partido era fuerte, "prefiero 15 líneas en El País que 15 horas en esas televisiones". Ese medio de propaganda se convirtió poco tiempo después en uno de los arietes contra ese dirigente izquierdista, que terminó dimitiendo. Es el cretinismo y la miopía de la izquierda, que luego se lamenta y se lame las heridas.
El congreso del PT ha sido muy blandito, con apenas diferencias respecto a las políticas de Dilma (eso que los bienpensantes, como Emir Sader, llaman "plan de ajuste fiscal" y que son lo de siempre, destrucción de los derechos sociales y laborales) y que mantienen que son "medidas necesarias" para "generar las condiciones para retomar el crecimiento económico". Explicadme si éste no es un discurso que oís a la derecha tradicional, como la de Rajoy sin ir más lejos. Venga, Emir, vuelve ahora a criticarnos por "neocolonialistas". No en vano, el FMI alabó dichas medidas. Yo soy muy simple: si el FMI dice que es bueno, seguro que es malo para gente como yo. O sea, ese tan traído y llevado 99% del que se habla mucho pero al que se golpea desde todos lados, incluyendo a los gobiernos "progres".
Al igual que Syriza tiene la baza de la salida del euro, que no la utiliza ni siquiera para amenazar, Brasil tiene el colchón de los BRICS. Aquí sí que el PT hace algo, y Dilma también. El acuerdo millonario con China es un buen balón de oxígeno para ambos, pero está por ver si entran las empresas chinas en el entramado de inversiones en obras públicas (puertos, aeropuertos, carreteras, ferrocarriles). A priori, los chinos pueden participar al menos en lo del ferrocarril. Veremos.
Dilma aún mantiene en su puesto a la ministra de Agricultura, la que quiere que los indígenas de Brasil pasen a la historia. Es la impulsora de un proyecto de ley que pretende paralizar totalmente la demarcación de tierras indígenas, la titulación de territorios quilombolas y la creación de unidades de conservación. También pretende permitir la liberación de grandes emprendimientos dentro de áreas protegidas como hidroeléctricas, empresas mineras, agropecuaria extensiva, implantación de carreteras, puertos, etc, Esta iniciativa, de seguir adelante, terminará con los pueblos indígenas de Brasil, el segundo país del mundo, detrás de la India, con más pueblos indígenas.
Ya lo anunció la ministra de Agricultura, una ganadera, una terrateniente, antes de su toma de posesión como ministra: "hay que revisar la delimitación de las tierras indígenas porque los indios han dejado las selvas y pretenden expandir sus tierras hacia las áreas de producción agrícola".
No ver esto, no hablar de ello, eludirlo o limitarse a la crítica hacia el crítico se acerca mucho a un avestruz que piensa mientras mantiene la cabeza metida en el agujero. Porque si se saca se ve el peligro, el círculo al que llevan ciertas políticas que están muy alejadas de los ideales emancipatorios aunque quien las propugne se llame Partido del Trabajo.
El Lince
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