lunes, 15 de mayo de 2017

Entre una piedra en el zapato y la aldea de Asterix

Corea del Norte no se arredra. Ha realizado la prueba del misil justo en los momentos de gloria de China como gran superpotencia. Como os dije, estos días se ha celebrado en Beijing el Foro Internacional sobre la Nueva Ruta de la Seda. China ha logrado doblegar a EEUU, ha hecho que se rinda puesto que siempre había criticado la iniciativa y ahora ha tenido que tragar con ella, enviando una delegación de alto nivel. China lleva tres días en lo alto de la ola, puesto que ya nadie cuestiona que es la gran superpotencia del siglo XXI.

Tras la rendición de EEUU, China había invitado al Foro a Corea del Norte. No he visto nada por ahí ni en los medios chinos ni en los norcoreanos sobre si finalmente ha acudido alguien de Pyongyang al Foro, por lo que no puedo añadir nada al respecto. Pero con la prueba del misil, con todo lo que ha ocurrido en este último mes, con las amenazas directas de EEUU e indirectas de China, Corea del Norte demuestra que es hoy el único país del mundo (fuera de la propia China y de Rusia) que no se deja amedrentar por nadie. Ni siquiera la zanahoria que le ha dado China con la invitación al Foro ha doblegado su firme voluntad de resistir y de hacer un país inviolable que ni siquiera una amenaza de guerra puede doblegar.

China, como digo, está viviendo su momento de gloria y nada ni nadie se lo va a enturbiar. China se sabe el caballo ganador en la carrera y ha utilizado el Foro para dejarlo muy claro. Ha ofrecido la friolera de 124.000 millones de dólares para la Nueva Ruta de la Seda y lo más importante, una parte sustancial de esa cantidad será en yuanes (adiós al dólar, otra vez). Y EEUU no sólo ha estado presente sino que se ha visto obligado a dar el visto bueno. Y cuando China dice que 60.000 millones de yuanes (8.000 millones de euros) van directamente a ayuda al desarrollo a los países de la Nueva Ruta de la Seda está marcando de forma muy clara la distancia entre el comportamiento clásico occidental y el que ahora va a existir en el mundo bajo su égida. También lo dije: China es el adalid de la globalización, defiende "civilizar el capitalismo" pero está imponiendo ya otros valores que están a años luz de los occidentales.

Por si todavía seguís soñando con imperios occidentales, hegemonías occidentales, valores occidentales y demás cuentos para niños añadiré que en este Foro Internacional, con presencia de EEUU, se ha dicho que al ofrecer créditos en dos monedas, dólares y yuanes "se alienta a las instituciones financieras para expandir sus negocios de fondos en yuanes en el extranjero". Me imagino las dificultades para tragar de los representantes de EEUU que estaban allí presentes no sólo al oírlo, sino al verlo impreso y con cifras contantes y sonantes.

Se pueden escribir durante días todas las cosas que han pasado este fin de semana en Beijing y tiempo habrá para irlo desmenuzando. Pero es que, además, aprovechando la convocatoria se ha aprobado el ingreso en el Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, la alternativa clara al FMI, de 17 países, con lo que ahora son un total de 77 los que forman parte del mismo (al FMI pertenecen 181). Entre las últimas incorporaciones al BAII ha habido varios latinoamericanos como Venezuela, Perú, Bolivia y Chile. El mundo cada vez es más consciente de qué está pasando, de quién es el nuevo patrón y está actuando en consecuencia.

Pero como en la aldea de Asterix, todavía hay un pueblo que resiste, orgulloso, a todo el mundo: Corea del Norte. Ahora mismo es una mezcla entre una piedra en el zapato chino y una aldea que resiste al invasor (EEUU).

Voy a dejar lo de la aldea de Asterix para otra ocasión para centrarme en la piedra en el zapato. Habrá que dejar pasar unos días para que China digiera el éxito de su convocatoria y ver cómo responde a Corea del Norte.

Porque Corea del Norte también está poniendo a prueba la capacidad de Beijing para asumir su nuevo papel como superpotencia. Por el momento, se está tambaleando como nunca el famoso "consenso de Beijing" en el que se asentaba, hasta ahora, la política exterior china. Se está poniendo en cuestión el liderazgo chino en su patio trasero y con un aliado que está saliendo más respondón de lo debido. China y Corea del Norte tienen una alianza que es cada vez más débil y Corea del Norte depende de una manera muy directa de China para importar alimentos, combustible o maquinaria. Aún así, está haciendo de su programa de defensa el pilar de su actuación en una clara muestra de que no va a consentir no ya una repetición de Irak o de Libia, sino ni siquiera de Siria.

China está en un dilema y sólo tiene una salida digna si no quiere convertirse en un nuevo EEUU: mantener su alianza con Corea del Norte aunque apretando un poco más con las sanciones (y saltándoselas con aquello de la "ayuda humanitaria" o "con fines de subsistencia") por eso de la "estabilidad regional" y su "responsabilidad" como nueva superpotencia. China está, ahora mismo, presa de su propio discurso.

Pero también Corea del Norte. El crecimiento económico de Corea del Norte esta siendo espectacular desde la llegada al poder de Kim Jong-un. Las cifras más conservadoras hablan de un incremento del 1'1% anual, pero las más audaces elevan la cifra hasta el 3% anual. Eso se ve en todas las ciudades, de forma más evidente en Pyongyang. Corea del Norte ya no sufre tantos apagones de electricidad como hace unos años, el nivel de vida ha crecido y comenzaba a llegar al campo, con un nivel de desarrollo más bajo que la ciudad. Os prometí más fotos del país y llegaba el turno del campo. Aquí está.






















El Lince

1 comentario:

  1. Me sorprende el contraste entre el nivel de desarrollo social que se percibe en las fotos (viviendas dignas en general, calles asfaltadas en algunos casos, no se aprecia miseria) y la teconología francamente rudimentaria.

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