miércoles, 7 de octubre de 2015

Inadimplenti non est adimplentum

Tomad nota del latinajo y llevadlo a la práctica: "no hay que cumplir con quien no cumple". Lógico. Básico. De sentido común. En definitiva, una expresión total y certera. Pero curiosamente es una máxima que se recoge en el Derecho Internacional Público, es decir, el que conforman los Estados, como una excepción procesal.

¿No lo esperabais, eh? Pues sí, esta es mi especialidad. Ya tenéis una pista clara de por donde ando. La excepción procesal del inadimplenti non est adimplentum se basa en el desarrollo del principio de reciprocidad en las relaciones internacionales y señala que una violación grave de un tratado bilateral por una de las partes faculta a la otra a dar por terminado o suspender el convenio, total o parcialmente. Esta misma norma regula el caso de los tratados multilaterales en donde, como es obvio, este principio tiene algunas especificidades como, por ejemplo, que esta excepción procesal no se aplica a las normas humanitarias, en particular a las disposiciones que prohíben cualquier tipo de represalias con respecto a las personas protegidas por tales tratados.

¿A qué viene ésto? Pues a que esto se está oyendo a Rusia en la actualidad a propósito de su intervención en Siria. Me explico. Rusia está siendo agredida desde hace más de un año con motivo de las famosas sanciones que EEUU y sus vasallos, especialmente de la Unión Europea, impusieron con la excusa de la anexión de Crimea y el apoyo a la lucha antifascista del Donbás. Según el derecho internacional, las sanciones unilaterales -y éstas lo son- y sin apoyo de la ONU -y éstas no lo tienen- son ilegales. Pero ahí están, intentando provocar una revuelta popular contra Putin. Rusia ha denunciado formalmente que las sanciones que se le han impuesto contravienen las normas de la Organización Mundial del Comercio. Pero la OMC se llama a andanas, es decir, se hace la sorda y no da respuesta.

Rusia denunció en Siria la repetición, por parte de Occidente, del mismo libreto que impuso en Libia, violando las resoluciones del Consejo de Seguridad que en ningún caso autorizaban el derrocamiento de Gadafi. Es decir, Rusia denunció que Occidente incumplía con los preceptos del derecho internacional y la Carta de la ONU. Ni caso. Ya sabemos cómo terminó lo de Libia. Y antes de Libia había sido el ataque contra Irak de 2003 -violando el derecho internacional-, aunque fue aceptado a posteiori por la ONU; y antes había sido el ataque contra Yugoslavia -violando el derecho internacional-, aunque fue aceptado a posteriori por la ONU...  Porque la Carta de la ONU es clara: prohibición del uso de la fuerza y prohibición de intervenir en los asuntos internos de un Estado.

Desde la desaparición de la URSS, tanto EEUU como sus vasallos europeos y asiáticos (Japón y Australia de forma significativa), han argumentado que si bien las instancias multinacionales son cruciales para el mantenimiento de la paz, hay que prescindir de ellas cuando lo que esté en cuestión son sus intereses. Los casos antes citados, producidos todos tras la desaparición de la URSS y existiendo sólo el mundo unipolar impuesto por el imperialismo estadounidense, son el exponente más claro de todo ello. Y eso mismo estaba a punto de pasar, de nuevo, en Siria.

Así que Rusia se ha plantado y ha dicho basta. Rusia argumenta que su actuación en Siria se enmarca en el derecho internacional, como así es, y en el caso de que no fuese así aplica la excepción procesal del inadimplenti non est adimplentum; es decir, que no hay que cumplir con quien no cumple. Las prohibiciones de la Carta de la ONU no son absolutas. Está el famoso Capítulo VII que autoriza el uso de la fuerza en determinados casos, de forma especial "en legítima defensa" (y aquí hay que añadir "para repeler un ataque armado")  y sin menoscabar el resto de derechos de los Estados recogidos en la Carta de la ONU. Es decir, que no se puede derrocar a nadie desde el exterior, por ejemplo. En cualquier caso, es el Consejo de Seguridad de la ONU quien tiene que tomar cartas en el asunto. Y aquí está el nudo gordiano que nadie se atreve a romper.

Otra de las medidas que se recogen el este Capítulo VII tienen que ver con el inadimplenti non est adimplentum: son más bien contramedidas como, por ejemplo, que si un Estado viola una disposición de un acuerdo comercial que tiene suscrito con otro, este segundo Estado tiene la potestad de hacer lo mismo. Es decir, no cumplir con sus obligaciones hasta que el otro, o los otros, no cumplan con la suyas a su vez. Sería el caso de las contrasanciones agrícolas que Rusia impuso a EEUU y sus vasallos europeos. Farragoso, pero es así. Esto es el Derecho Internacional Público en estado puro. Por cierto, el representante de Siria en la ONU es quien tiene que ser, el Estado sirio, y no la famosa y fantasmagórica "oposición moderada" que sí lo es, por ejemplo, en la Liga de Estados Árabes donde fue reconocida como "representación legítima del pueblo sirio" por sus patrocinadores, el llamado entonces Consejo Nacional Sirio que se ha roto tantas veces, ha cambiado tantas veces, incluso de nombre, que no es nadie dentro de Siria.

Por lo tanto, dígase lo que se quiera pero Rusia tiene todo a su favor en Siria hablando del derecho internacional. Rusia no ha dado el paso sin tener bien agarrado el asunto, pese a lo que dicen los ignorantes y manipuladores habituales (incluyendo a quienes van de progres).

No voy a entrar en el tema de los takfiristas, ni en el de la "oposición moderada", sino en las potencias que están interviniendo en Siria y de las que Rusia es la última. EEUU y sus vasallos llevan interviniendo en Siria desde septiembre de 2014. La razón que argumentaron fue que la presencia de yihadistas de sus nacionalidades suponía una "amenaza" para ellos si retornaban a sus países. El caso más alucinante de esta solemne estupidez, propia de Occidente, fue el de Australia, que justificó su adhesión a la famosa -e inexistente- Coalición de los 60 países que, según EEUU (y lo ha vuelto a repetir Obama en su discurso en la ONU la semana pasada) combatían al llamado Estado Islámico, con el fantástico argumento de que no es que hubiese muchos australianos combatiendo en Siria, sino que el peligro lo representaban... ¡las mujeres australianas que decidían casarse con los takfiristas y a quienes conocían en las redes sociales! No os riáis, es verídico, es la justificación que dio el gobierno australiano.

No os riáis tampoco si os digo que el 15 de agosto de 2014, o sea, un mes antes de que esta famosa -e inexistente- Coalición de los 60 comenzase a bombardear (¿?) al llamado Estado Islámico, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó por unanimidad -lo repito, por unanimidad- una resolución en la que se calificada al llamado Estado Islámico, al Frente al-Nusra y a otras organizaciones como "terroristas". O sea, lo que ahora Occidente considera "oposición moderada" y critica a Rusia porque les bombardea. Luego cuando Rusia dice que está bombardeando "organizaciones terroristas" tiene razón según la propia ONU.

Ahora bien, mientras que la intervención de la fantasmagórica Coalición de los 60 se hizo sin el consentimiento del gobierno sirio, la de Rusia de ha hecho teniendo este consentimiento. Eso, en el derecho internacional, es un dato crucial y que otorga legitimidad a lo que se hace. Por ejemplo, Arabia Saudita justifica su intervención en Yemen con el argumento de que ha sido requerida para ello por el gobierno de Hadi. EEUU y sus vasallos de la UE consideran que es así y hablan de legalidad. Pero con Rusia en Siria es diferente.

Por resumir, aunque puede que lo amplíe en otra ocasión: Occidente ha violado todo lo violable en Siria, además de todos y cada uno de los principios básicos del derecho internacional. Ni siquiera cuando el derecho internacional habla de los rebeldes, de si son o cuándo pueden ser considerados "fuerzas beligerantes" -por ejemplo, sería el caso de las FARC y ELN  en Colombia, o del PKK en Turquía, o del PYD kurdo en Siria, o de los naxalitas en la India- y de si están o no ejerciendo el derecho a la libre autodeterminación. Resultaría muy esclarecedor que en vez de "oposición moderada" alguien nos hablase qué grupo se enmarca en este ámbito.

Rusia es inatacable desde el punto de vista del derecho internacional en Siria y mucho menos desde Occidente puesto que ha dejado, desde hace mucho tiempo, de actuar según las reglas y normas del derecho internacional. Si no fuese así, que lo es, Rusia bien podría argumentar el inadimplenti non est adimplentum, el no hay que cumplir con quien no cumple.

El Lince


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